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A las 17.50 del 18 de mayo de 2015 me encontré en un café de la cadena Persicco con Roberto Laver, uno de mis 50 invitados para celebrar mis 50 años, una idea sobre la cual puedes leer más en esta nota.

Persicco no era el lugar original de mi encuentro con Roberto, porque habíamos acordado reunirnos en La Biela, el bar notable del barrio porteño de Recoleta, pero unos días antes el Gobierno metropolitano lo había cerrado por problemas en el manejo de la basura.

Un rato antes de encontrarnos, los mozos de La Biela que estaban dentro del bar me habían dicho que esperaban al inspector comunal para que reabriera el tradicional reducto.

Cuando me encontré con Roberto en una hermosa e inusual tarde primaveral en el otoño porteño, los mozos de La Biela subían la persiana metálica. Unos minutos después entramos al famoso bar, afeado en su entrada por unas desagradables estatuas de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

La reunión con Roberto se dividió en dos tramos. La primera de dos horas y media, donde dialogamos a solas. Luego, compartimos otras dos horas y media con la compañía de Alejandro Bedrossian y Gastón Espejo, dos amigos que forman parte de mi lista de 50 amigos… En ese segundo tramo concreté una sorpresa que tenía preparada para mi invitado de ese día.

Roberto es un abogado de 56 años, nacido en la ciudad bonaerense de San Nicolás. En 1986, luego de terminar sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, viajó con su esposa Nora a los Estados Unidos a cursar un posgrado en la Universidad de Virginia.

Despues fue a trabajar al Banco Mundial y se radicó definitivamente en los EEUU. Vivió en la ciudad de Washington y luego en la ciudad de Boston, donde ejerce su profesión y también es becario de investigación en la Universidad de Harvard. Sus dos hijos viven en el país norteamericano.

Pese a toda esta hoja de ruta, Roberto sigue siendo el mismo hombre que conocí en la década del 80 en los orígenes de la Asociación de Jóvenes Evangélicos Bautistas (AJEB) de Buenos Aires de la cual fue su primer presidente.

Roberto usa las palabras justas, no se excede o enfatiza con adjetivos o tonos, no es grandilocuente, pero cuando sonríe la charla cobra mucha luz.

De ojos claros, barba ordenada, un hablar calmo y mesurado que denota un carácter tranquilo, Roberto habló conmigo sobre la Argentina y la influencia de la fe cristiana en la sociedad, mientras saboreaba su té y yo lo acompañaba con un café con crema.

Este último tema lo concentra en los últimos años, a tal punto que fundó Civilitas, un espacio para el diálogo de dirigentes evangélicos en los Estados Unidos con líderes sociales. Entre otras personas participa en ese espacio el famoso pastor Rick Warren.

Aproveché una de las dos visitas anuales que Roberto y Nora realizan a la Argentina para visitar a sus padres y suegros para concretar este encuentro por mis 50 años.

Cuando baja a Buenos Aires, Roberto me encarga desde hace cinco años una reunión con sus amigos de la ex AJEB. Esta vez respondieron a la convocatoria Alejandro y Gastón.

A las 21.40, cuando Roberto y yo habíamos cenado unos canelones de pavita acompañados por gaseosas, y mientras Alejandro y Gastón apuraban sus cafés, encendí mi ultrabook y me conecté vía Skype con Luis María Di Filippo y Pablo González, quienes estaban en la casa del primero en la ciudad chubutense de Puerto Madryn.

Roberto-Laver-Skype-2Alrededor de la computadora ubicada sobre una mesa de La Biela, los seis dialogamos unos 20 minutos.

Roberto-Laver-Skype-1Fue la frutilla del postre de una celebración inolvidable con cinco amigos (todos ellos forman parte de la lista de mis 50 invitados) con los cuales compartí muchos momentos hermosos y trascendentes de mi vida.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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