Me reencontré con Eduardo Luis Duhalde el 18 de marzo pasado en la ESMA. En rigor, el contacto fue con un escrito del secretario de Derechos Humanos de la Nación, que falleció el 3 de abril en Buenos Aires.
El texto de Duhalde se encuentra en el centro cultural Haroldo Conti, que está dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada. Aquí, una foto del escrito, que acompaña una muestra sobre el Falcon verde, el automóvil utilizado por la represión ilegal durante la última dictadura militar.
Mientras recorría con mi hija el lugar encontré el texto, claro y preciso, marcas que caracterizan a los buenos periodistas. En este álbum en Flickr hay fotos propias de esa visita.
Conocí a Duhalde en el retorno a la democracia, a través de su libro “El Estado terrorista argentino”, una obra imprescindible para conocer la magnitud de los crímenes cometidos por la última dictadura militar. Luego lo vi participar en marchas y actos en apoyo a los reclamos de verdad y justicia, consecuente con su larga trayectoria como defensor de presos políticos y un compromiso con los derechos humanos. En 2003 realizó desde el Estado una presentación ante la Justicia para que se esclarezca el crimen del periodista Mario Bonino, asesinado en 1993.
Los Falcon verde, o mejor dicho, quienes los conducían en los años de la muerte, habrán sonreído ayer al enterarse sobre el fallecimiento de Duhalde. Pero será una sonrisa corta, porque tarde o temprano, la Justicia siempre llega.