Noche de contrastes la del 31 de mayo. Ese día, mi esposa y yo cenamos en Víctor, tradicional reducto pizzero de avenida Maipú e Yrigoyen, en la ciudad de Florida, en el norte del Gran Buenos Aires (una foto propia de la especialidad de la casa aquí).
El lugar estaba lleno de personas: trabajadores, reunión de familias y amigos, parejas jóvenes y más adultas, ancianos. Todos tranquilos, disfrutando de un tiempo agradable, acompañado por buena comida y servicio de los mozos.
Afuera del local, otras personas esperaban que se desocuparan algunas mesas para entrar.
Como el local es pequeño, las mesas están muy cercanas. No escuché nada sobre el dólar, la “inseguridad”, el “impuestazo” sancionado la tarde de ese mismo día en la Legislatura bonaerense.
Al regresar a casa, decidí tomar por la avenida Maipú, para pasar frente a la quinta presidencial de Olivos. Sospechaba que el “combo” mencionado en la párrafo anterior iba a movilizar a parte de mis vecinos.
Y así fue: cuando llegamos a la Quinta, había un grupo de familias golpeando cacerolas y tocando las bocinas de sus vehículos, como puedes ver en este video propio:
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=mtGDoDq6UUs&w=640&h=360]También tomé algunas fotos (ver aquí) , apenas tres porque observé que era el único que fotografiaba y hubiera sido un blanco fácil de los manifestantes. (Nota de R.: la noche del día siguiente, 1 de junio, volví al mismo lugar y filmé esta lista de videos).
Me acerqué a un hombre, de campera militar, que estaba entre los manifestantes, para preguntarle los motivos de la protesta, porque no escuchaba ni cánticos ni consignas ni había carteles. Me respondió brusco, seco, agresivo, con una mirada amenazadora: “¿Y crees que no hay motivos para protestar?” Le volví a preguntar y se alejó mascullando insultos contra la Presidenta, de tono similar a los comentarios que puedes leer debajo del video.
Volví a casa reflexionando sobre los contrastes de esa noche: personas que descendían de lujosas camionetas 4×4 ante la Quinta de Olivos, muy bien vestidas y arregladas, que manifestaban su enojo y en algunos casos odio contra el Gobierno nacional y la Presidenta. Y en la pizzería, en cambio, imágenes y sonidos de otra Argentina.
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