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Wi-Fi gratis en aeropuertos y hoteles, como el agua y el aire

By 15 enero, 2013enero 15th, 2024One Comment

¿Te imaginas si te cobrarán en un hotel por el uso del ascensor? ¿O en un aeropuerto o en una estación de ómnibus por utilizar una escalera mecánica? ¿O por usar agua en un baño de un hotel de cinco estrellas? ¿O por respirar el aire refrigerado de una terminal aérea ubicada en medio de un desierto?

Son preguntas absurdas, pero que se aplican a la conexión inalámbrica de corta distancia a Internet (Wi-Fi). Interrogantes ilógicos para estos tiempos conectados, y que me los planteé entre el 5 y el 15 de enero en un viaje entre Buenos Aires, Las Vegas y Los Ángeles, donde combiné trabajo y unas pequeñas vacaciones.

El acceso libre y gratuito en espacios públicos a Internet debería considerarse un derecho universal, y debería facilitarse en espacios privados, aunque sea a velocidades básicas, y sin costo. Por supuesto, bajo condiciones de seguridad para que las actividades de los pasajeros en la Red no sean vulneradas por delincuentes y/o intrusos informáticos. Si te interesa más sobre seguridad en accesos públicos a Internet te sugiero leer esta nota en este blog.

En el caso de los hoteles, es un servicio de mucha utilidad para los huéspedes, según conté en esta nota en este blog.

Incluso, sirve para el marketing del lugar, porque facilita su difusión. Un ejemplo de ello es mi experiencia en octubre de 2012, cuando estuve con mi familia de vacaciones en Villa La Angostura, Neuquén, Argentina. El lugar donde nos alojamos tiene Wi-Fi gratis para los huéspedes. Y desde allí publicamos decenas de fotografías (puede ver algunas de ellas en estas notas en este blog) y algunos videos, además de comentarios en redes sociales.

En los aeropuertos, una conexión a Internet es casi imprescindible. Los pasajeros pasamos allí muchas horas muertas y cautivas antes del vuelo.

Durante estos 10 días de viaje comprobé variantes cerradas y abiertas, en este último caso similares a la que se prueba en Brasil (ver más sobre este caso en esta nota en este blog). Desde el acceso pago en Ezeiza (el aeropuerto internacional de Buenos Aires, el nombre oficial es Ministro Pistarini), al gratuito de las estaciones aéreas de Las Vegas y Los Ángeles.

En el caso de los aeropuertos de esas dos ciudades estadounidenses, sólo hay pasar por un par de páginas web que habilitan el servicio. No hay que dejar ningún dato personal.

Pantalla de ingreso al Wi-Fi gratuito del aeropuerto de Las Vegas.

Pantalla de ingreso al Wi-Fi gratuito del aeropuerto de Las Vegas.

Publiqué videos en alta definición en YouTube y fotos en Flickr mientras escuchaba a Frank Zappa y Pat Metheny (cualquier otro músico aplica…) en Grooveshark, un servicio de distribución de música a través de Internet que escucho al mismo tiempo que se descarga en la computadora.

Los hoteles ofrecen diferentes alternativas, y una de ellas suena a un bandido de la época del Far West, a tono con el antiguo de Las Vegas.

En esta ciudad estadounidense me hospedé en THEhotel at Mandalay Bay. Tuve acceso a Internet en mi cuarto, con buena velocidad para subir videos que grabé en la feria tecnológica CES, y acceso sin problemas a la red privada virtual (VPN, sigla en inglés) de iProfesional.com, el medio donde trabajo en Buenos Aires. También conecté a la Red y usé sin inconvenientes algunos teléfonos inteligentes. No había límites para la cantidad de equipos conectados.

En cambio, según me contó una colega que también estuvo esos días en Las Vegas, en el Caesars Palace (no tengo nada que ver con este hotel…), sólo le permitían el acceso gratuito a un solo equipo desde la habitación.

Luego de elegir como el dispositivo a conectar a la computadora que llevó para escribir y editar, consultó por los vínculos para su tableta iPad y su teléfono iPhone. “24,99 dólares diarios y por cada uno de ellos”, fue la respuesta. Es decir, casi 50 dólares diarios, en uno de los hoteles más caros de Las Vegas.

Estas conductas comerciales especulativas que buscan usufructo en servicios esenciales van a contramano de los paradigmas de los tiempos signados por Internet y se convierten en un búmeran para quienes las practican.


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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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