Hoy se cumplen 16 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, un crimen que conmocionó a la Argentina.
Desde la madrugada del 25 de enero de 1997, cuando Cabezas fue baleado e incinerado en una cava de la localidad bonaerense de General Madariaga, hasta el 3 de febrero de 2000, cuando se dio a conocer el fallo de la Justicia respecto de los responsables del crimen, el gremio de prensa porteño (UTPBA) y organizaciones sociales, profesionales y de derechos humanos llevaron a cabo todo tipo de manifestaciones y movilizaciones en reclamo de toda la verdad para hacer justicia.
Hubo caravanas a las ciudades de Dolores, donde se realizó el juicio, y a Pinamar, donde trabajaba Cabezas al momento de su muerte, actos en todo el país, minutos de silencio, movilizaciones los 25 de cada mes, denuncias en el plano regional e internacional, homenajes de la familia de José Luis, de los compañeros de trabajo de Cabezas y de decenas de organizaciones sociales que se solidarizaron con esa lucha por la verdad y la justicia.
La impunidad se hacía presente una vez más, como antes con Mario Bonino, Miguel Bru, Sebastián Bordón, Teresita Rodríguez, los asesinatos por gatillo fácil y masacres como las de la AMIA y la Embajada de Israel. Todos estas muertes, como la de José Luis, confluyeron en un mismo grito de justicia.
Pero el fallo de febrero de 2000 no llegó al fondo de la cuestión. “La interpretación acerca de que José Luis fue asesinado por su tarea profesional, los indicios que pesaban sobre el empresario Alfredo Yabrán, quién se suicidó en mayo de 1998, y las condenas para Gregorio Ríos, Gustavo Prellezo, Horacio Braga, José Luis Auge, Sergio González y Héctor Retana (falleció estando detenido), Aníbal Luna, Sergio Camaratta y el ex comisario Alberto Gómez no alcanzaban a darle la verdadera entidad al hecho”, señaló la UTPBA.
Para el gremio, “se trató de una operación eminentemente mafiosa, por logística y metodología, a la que sólo se llega mediante estructuras y coberturas que están por encima de los protagonistas condenados. Incluso, por encima del móvil mencionado».
Hoy solamente Braga y Auge continúan en prisión por el asesinato de José Luis, pero por haber violado el régimen de detención domiciliaria con el cual habían sido beneficiados tiempo antes.
Prellezo -autor material de los disparos que acabaron con la vida del reportero gráfico- tiene arresto domiciliario y cursa la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), mientras que el Gómez, condenado a perpetua en un segundo juicio por «liberar la zona», también goza del beneficio de prisión domiciliaria.
Quienes cometieron el brutal crimen, sus autores materiales y los ejecutores dejaron un mensaje, la sociedad le respondió con un masivo reclamo que no cesa: el de verdad y justicia.