A veces, o con más frecuencia de lo que suponemos o admitimos, las tecnologías de la comunicación restan espacio, tiempo y energías a la comunicación familiar. La observación surge a partir de estas fotos que tomé el 6 de marzo en el barrio porteño de Puerto Madero.
En la primera foto, la niña da la espalda al ¿padre?, mientras la madre mira al hombre absorto en su teléfono móvil.
En la siguiente foto, que en rigor fue anterior a la superior, la mujer está atenta a su hija, mientras que el hombre está ensimismado con su teléfono.
Las fotos fueron tomadas con un teléfono móvil Nokia Lumia 1020 y editadas en Instagram.