Nota de R.: por segunda vez tengo el honor y el placer personal de ceder el espacio de este blog a otra persona. Como conté en esta nota, se trata de Adrián Taccone, amigo, compañero y colega, quien desde Brasil, donde se encuentra cubriendo el Mundial de fútbol 2014, envió el 12 de julio esta nota para Bahía César, desde la ciudad de Río de Janeiro en la víspera de la final de la Copa del Mundo entre la Argentina y Alemania. Recomiendo leer el trabajo de Adrián en su blog Taco Mundial, que mencioné aquí. ¡Muchas gracias, Adrián!
Rojo. Rojizo. Así es como se ve Brasil en su interior, cuando los viajes de este Mundial 2014 nos llevan de Belo Horizonte a Río de Janeiro cruzando pueblos, ciudades y observando una topografía a la que un pueblo no solo debió acostumbrarse, sino también a dominar.
Durante todo el periplo que significó llegar de Buenos Aires a Belo Horizonte, luego de más de 3 mil kilómetros y cuatro días de viaje, en un automóvil con otros dos colegas, para arribar un día antes del comienzo de la competencia, el rojo y el verde dominaron la geografía.
El rojo en la tierra, el verde en los árboles, que varían desde Foz de Iguazú hasta Belo Horizonte, pasando por Sao Paulo e incluso el Mato Grosso.
Hace más de un mes que salimos de Buenos Aires para vivir un mundial en Brasil, y ya casi parecen anecdóticos los lugares por los que debimos pasar, luego de tener que desviarnos 700 kilómetros, como consecuencia de las lluvias que azotaron al sur de Brasil en Curitiba y obligaron al cierre de varios puentes e incluso marcaron un récord de caudal de agua en las cataratas del Iguazú.
Nada nos desanimó -y deben creer que hubo muchos momentos como para hacerlo-, porque el objetivo era uno, más allá de la locura que significaba emprender la travesía.
Una noche el GPS no podía marcar el lugar al que estábamos yendo y la ruta se mostraba inhóspita, hasta que encontramos un puesto de la policía, cerca de la una de la madrugada, y ahí, con un mapa del año 2005, intentamos entender dónde estábamos.
De repente el policía dijo: «Mejor nos fijamos en Google«. Tecnología al servicio de tres argentinos perdidos en el Mato Grosso.
Cuando pudimos descifrar el lugar donde nos encontrábamos y ya prestos a retomar el viaje, observé la presencia de tres caballos que se apostaron tranquilamente sobre la ruta, sin importarle que los camiones vinieran.
A los gritos el policía los retiró de la carretera y explicó que eso «era normal» en esa zona. Algo que por cierto, a un porteño como yo, lo sorprendió mucho.
Morros. Subidas, bajadas, curvas, contra curvas. Brasil tiene una topografía, por momentos no apta para impresionables. Pero deja ver paisajes entre lo bello y lo silvestre que uno trata de entender cómo hicieron sus primeros habitantes para hacer de todo este terreno su casa.
Se dice que el lugar de donde provenimos es porque se parece en mucho a uno, o viceversa y tal vez por la belleza de la geografía -aún desacostumbrados- permite evidenciar el porqué de la hospitalidad, amabilidad y don de gente del brasileño, la cual podría mudar en caso de empezar a hablar de fútbol. Algo que es lógico y comprensible también.
Adrián Taccone
Periodista, en Twitter @adrianta
Especial para Bahía César desde Río de Janeiro, Brasil.