Skip to main content

El 24 de abril se cumplirán 100 años del inicio del genocidio armenio, mi comunidad de origen por el lado paterno.

Uno de los desafíos que plantean el trabajo de recordar y homenajear a las víctimas y damnificados de estas tragedias es encarnar a esas personas para que dejen de ser una cifra, una más entre miles de protagonistas anónimos. Con ese propósito entrevisté a argentinos descendientes de sobrevivientes del genocidio.

En las siguientes líneas, el testimonio de la periodista Evangelina Himitian, 37 años, residente en Buenos Aires.

-¿Qué parientes tuyos, que conociste en persona, vivieron en carne propia el genocidio?
-No conocí a ninguno en persona. Mis hermanos sí, pero cuando yo nací, en 1978, mis abuelos ya habían fallecido. Y en realidad, fueron mis bisabuelos los que sobrevivieron al genocidio. Mi bisabuela murió hace unos 25 años, en Pasadena, California, pero yo no la conocí.

-A partir de tus recuerdos y vivencias, ¿cómo impactó en ellos lo sucedido hace 100 años?
-Hace unos días me desperté a mitad de la noche porque mi hija Amanda, de nueve meses, lloraba y mientras le daba la el pecho, la total oscuridad de mi casa se iluminaba por la pequeñita luz de encendido del televisor. Y me vino la imagen de ese momento en el que mi bisabuela veía, en la plena oscuridad, con el rostro iluminado por una hoguera lejana, cómo en ese fuerte ardía toda su historia. Después de peregrinar durante días, los turcos encerraron a todo el grupo en un fuerte y le prendieron fuego. Ellos se salvaron porque un turco de buen corazón le dijo a mi tatarabuelo que no entraran y los subió a un carro y los llevó a una montaña enfrente. Sólo que no debían decir nada. Esa noche ellos vieron cómo en ese fuerte ardían todos sus conocidos, amigos y familiares. Hace unas noches, recordar este relato, me hizo pensar en el sonido ensordecedor de las llamas y los aullidos lejanos y en el rostro de niña de mi bisabuela.
Pasaron cien años de esa noche de horror. Ella sobrevivió. Y si no hubiera sido por la bondad de ese turco que no se limitó a ser como los demás de su generación, hoy ni yo ni Amanda estaríamos sentadas en esta cama.

Pensé: Todos sobrevivimos esa noche.

Cien años después, es como si el sufrimiento de nuestros abuelos y bisabuelos todavía nos gritara a la distancia, desde esas hogueras eternas: no me olvides.

-¿Cuál es tu posición y actitud ante el centenario del genocidio armenio?
-Por eso, un siglo después, perdonamos pero no olvidamos.

-¿Cómo recordarás el centenario del genocidio armenio?
-Compartiré con otros armenios desde las redes sociales el pedido de justicia. Hablaré con mi hija mayor del tema. Plantaré en mi patio un “No me olvides”.

Puedes leer las respuestas del resto de los entrevistados aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

One Comment

  • ¡Hola,Evangelina! No conocía la historia familiar, realmente conmovedora, y valoro también el reconocimiento hacia los buenos turcos, algo que no debe ser ignorad, pues asumían altos riesgos al proteger a los armenios. Una cuestión son los gobiernos, sus secuaces y sus bandas, y los aprovechados que se suman a la violencia y al pillaje, y otra la gente que en general quiere simplemente vivir en paz. Muy buenas todas tus opiniones a las que adhiero plenamente. Abrazo desde Honduras.

Responder a Pablo R. BedrossianCancelar respuesta

A %d blogueros les gusta esto: