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El 24 de abril se cumplirán 100 años del inicio del genocidio armenio, mi comunidad de origen por el lado paterno.

Uno de los desafíos que plantean el trabajo de recordar y homenajear a las víctimas y damnificados de estas tragedias es encarnar a esas personas para que dejen de ser una cifra, una más entre miles de protagonistas anónimos. Con ese propósito entrevisté a argentinos descendientes de sobrevivientes del genocidio.

En las siguientes líneas, el testimonio de la periodista Luciana Aghazarian, 32 años, residente en Buenos Aires.

-¿Qué parientes tuyos, que conociste en persona, vivieron en carne propia el genocidio?
– Mis abuelos paternos, Esther y Ohannes, sobrevivieron al genocidio armenio. Ambos escaparon por separado junto a algunos de sus familiares en 1918 y, luego, se conocieron en Argentina. Fueron desde Marash, donde residían, hasta Siria y luego a otros destinos hasta llegar a Argentina.

-A partir de tus recuerdos y vivencias, ¿cómo impactó en ellos lo sucedido hace 100 años?
– El impacto como en la gran mayoría de los casos es profundo, tan profundo que en el caso de mi familia no pudimos conocer demasiado acerca de la tragedia que vivieron. Ninguno de mis dos abuelos quería hablar del tema, ni siquiera con sus propios hijos. Así es que se llevaron la historia y el sufrimiento con ellos.

Tampoco había mucho tiempo para el relato ni el pesar, había que salir adelante. Como casi todos los armenios, mis abuelos llegaron sin saber el idioma y sin dinero, por lo que tuvieron que empezar a rebuscársela para trabajar. De a poco con esmero pudieron hacer su propia fábrica de zapatos e integrarse a la comunidad armenia de Argentina: mi abuelo Ohannes fue uno de los fundadores del Club Marash.

-¿Cuál es tu posición y actitud ante el centenario del genocidio armenio?
-Me avergüenza que aún en el mundo existan países que posibiliten el ocultamiento y el negacionismo del genocidio. Creo que sólo cuando todos reconozcan que hubo una matanza de un millón y medio de armenios, se podrá acorralar a Turquía y exigirle justicia y resarcimiento. El tema, hoy en día, además de moral es económico, gran motivo por el cual el ex Imperio Otomano tiene la osadía de, todavía, negar lo innegable.

Pero así como me sorprende que a cien años el genocidio no esté totalmente reconocido, me gratifica todo lo que ha hecho la diáspora y las reivindicaciones que ha logrado. A mi entender uno de los mayores logros de los últimos tiempos fueron las declaraciones del Papa en apoyo a los armenios y ese es, sin dudas, es producto del gran trabajo comunitario en Argentina del cual estoy completamente orgullosa.

-¿Cómo recordarás el centenario del genocidio armenio?
-Me gustaría ir este viernes 24 de abril a la tercera edición de la campaña de donación de sangre en memoria de las víctimas del Genocidio Armenio organizada por la Asociación Civil Armenia de Beneficencia para América del Sur HOM en la Asociación Cultural Armenia. Me parece una acción muy concreta que además de concientizar deja un mensaje solidario.

Soy nieta de armenios. Fundadora de Mandala Consultora. A través de mi profesión pude reencontrarme con mis orígenes y desde hace ocho años escribo para el Diario Armenia.

Puedes leer las respuestas del resto de los entrevistados aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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