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Aunque el imaginario popular cree que la mayoría del tráfico de Internet y de telecomunicaciones se realiza vía satélite, la realidad es que casi toda la voz, el video y los datos van por cables submarinos entre los continentes.

Una buena oportunidad para conocer estas herramientas de comunicación es una instalación, llamada «Submarine Cable Map«, realizada por el grupo Telegeography, que forma parte de la exposición “Big Bang Data” en el Espacio Fundación Telefónica en Buenos Aires.

La instalación muestra el trazado de los múltiples sistemas de fibra óptica submarino, por donde transita la mayor parte de los datos que nos une a todos en una gran red.

«Submarine Cable Map» está en formato de impresión digital con el dibujo de un gran mapa en una parte del suelo de la planta alta del Espacio Fundación Telefónica sobre el cual se puede caminar.

La obra, que forma parte del bloque temático de «El peso de la nube: geografías de datos», intenta romper con ese mito de que la mayoría de las comunicaciones se realizan a través de satélite.

Cuando hacemos clic en un sitio en línea de los Estados Unidos o realizamos una llamada a cualquier parte del mundo, utilizamos los cables submarinos que recorren el planeta, porque son los responsables de que se concreten el 90 por ciento de las comunicaciones en el mundo.

En «Submarine Cable Map» se pueden ver las líneas que representan los diferentes cables submarinos del mundo.

En el mapa está incluido el cable submarino de fibra óptica en América latina SAm-1 (South America-1), propiedad de Telefónica International Wholesale Services (TIWS), que ofrece servicios mayoristas de telecomunicaciones a nivel global a operadores internacionales de voz fijos y móviles, proveedores de servicios de Internet (ISP, sigla en inglés) y de contenido.

El SAm-1 es un cable submarino, que fue creado e instalado por Telefónica y comenzó sus operaciones en el año 2000, que conecta los Estados Unidos, Puerto Rico, Brasil, la Argentina, Chile, Perú y Guatemala. En 2007 se extendió a Ecuador y Colombia.

El cable cuenta con 25 mil km de longitud marina y 5.500 km de cable terrestre incluyendo 15 estaciones de amarre.

El SAm-1, al igual que otros cuatro cables submarinos que amarran en la Argentina, de los cuales Telefónica participa en dos, posee su estación de amarre en Las Toninas, un balneario de la costa atlántica bonaerense.

Estuve en 2014 en Las Toninas, invitado por el proveedor de telecomunicaciones Level 3, y luego escribí esta nota.

Los cables submarinos están formados por hasta 10 cables de fibras ópticas, que tienen el grosor de un cabello.

En cada pelo se pueden transmitir hasta 88 señales (o colores) cada uno de 100Gb.

Las fibras reciben por encima distintas capas de protección según los riesgos de daño y también dependiendo del tipo de fondo marino, entre otras cosas.

En el marco de la muestra «Big Bang Data», la Fundación Telefónica brinda un ciclo de conferencias, «Vivir en un mar de datos». Como parte de estas charlas, habrá una conferencia el 16 de septiembre a las 10.00, «Big Data: secretos bajo el mar», a cargo de Vicente Álvarez, director de Red en la Argentina para Telefónica Global Solutions.

Según me informó la fundación en un comunicado, Álvarez analizará la historia de los cables submarinos, los servicios que transportan, sus ventajas y desventajas, características, su diseño e instalación, entre otros.

«Big Bang Data», que se exhibirá hasta el 28 de noviembre, explora la emergencia de la base de datos como un marco de pensamiento social, y se puede visitar de lunes a sábados de 14.00 a 20.30, en Arenales 1540, y con entrada libre y gratuita.

Más información sobre esta muestra en esta nota.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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