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La respuesta a la pregunta del título depende mucho del lugar donde uno vive o se encuentre. No es lo mismo la costanera del lago Leman en la ciudad suiza de Ginebra que las veredas aledañas a las estaciones ferroviarias porteñas de Retiro, Once de Septiembre o Plaza Constitución… y conozco en persona todos esos escenarios…

¿Y esos 34.500 pesos? ¿Qué cosas por ese valor están en una muñeca y un bolsillo?

La respuesta tiene su historia, con muchas autoreferencias, por las cuales te pido disculpas por anticipado.

El 17 de febrero estuve en una conferencia de prensa de la filial argentina de Samsung, que presentó un reloj «inteligente» Gear G2 y un teléfono móvil Samsung Galaxy S6 Edge+. Ambos equipos aparecen en la fotografía que ilustra esta nota.

El más caro de los dos modelos del reloj se venderá a 9.500 pesos. No informaron el precio oficial del teléfono, pero liberado, sin contrato con un operador telefónico, podría estar en 25 mil pesos.

La versión anterior, el Galaxy S6 Edge, está, por ejemplo, en la cadena Frávega a unos 21.500 pesos.

Los 34.500 pesos, entonces, surgen de la suma de esos dos valores: los 9.500 pesos del reloj y los 25 mil pesos del teléfono.

A un dólar a 15 pesos, son unos 2.300 dólares en la muñeca y en el bolsillo. Al S6 Edge+ cuesta meterlo en el bolsillo de un pantalón, pero puede ir en el del saco del caballero o la cartera de la dama.

Si tuviera estos equipos, los llevaría sin problemas por la calle y en los medios de transporte público y los usaría en público para tomar fotografias y videos, como puedes comprobarlo en mis perfiles en Instagram y Flickr.

Por ejemplo, cuando concurro al estadio Monumental para alentar a mi querido River Plate, voy siempre con tres teléfonos móviles, dos de ellos en un bolsito y otro en un bolsillo.

Así sucedió el 7 de febrero de 2015, cuando fui a ver River-Quilmes, junto a mi amigo Federico Gallegos, con los siguientes equipos:

  • Un Samsung Galaxy S6 Edge: ya lo mencioné, pero va de nuevo: unos 21.500 pesos, liberado.
  • Un télefono móvil Moto X Play: unos 15 mil pesos, liberado.
  • Un télefono móvil Huawei Mate 8: es un teléfono que llegaría a mediados de año a la Argentina. El antecesor, el Mate 7, se vende liberado por unos 15 mil pesos, por lo que el Mate 8 no debería descender de los 20 mil pesos.

Te evito la cuenta: llevé a un partido de fútbol en el Monumental unos 56.500 pesos (unos 3.700 dólares) en teléfonos que utilicé en la tribuna y en las afueras del estadio, donde tomé fotografías y videos que edité y publiqué en Internet desde las gradas, mientras dialogaba con hinchas de River en un grupo en WhatsApp.

En ese «combo» que llevé al Monumental también estuvo un pequeño y muy útil módem MiFi de Huawei con capacidad para conectarse a redes móviles de cuarta generación (4G) de Personal, que se vende a 400 pesos.

La cuestión del valor en pesos cuando se portan equipos móviles surge con frecuencia en charlas con amigos y colegas.

Una de ellas me comentó durante esa presentación de Samsung que unos días antes la habían asaltado a plena luz del día por su Mate 7 que llevaba en un bolsillo del pantalón a pocas cuadras de su casa en el oeste del Gran Buenos Aires.

En la misma reunión, otro amigo y colega que posee un teléfono móvil LG G4 (17 mil pesos liberado) me contó que lleva ese teléfono enfundado y en su bolsillo y sólo atiende llamadas o mensajes cuando está en su casa o en la redacción del medio donde trabaja.

No soy paranoico (algo fácil de deducir por lo que describí de mi tour en el Monumental…) aunque tampoco insensato o temerario y tomo algunas precauciones.

Aclaración: desde hace muchos años no uso reloj porque para ver la hora recurro al teléfono.

Por ejemplo, en la calle sólo atiendo un llamado de personas que tengo identificadas en la agenda del teléfono y me ubico enseguida en un lugar cerrado o en una puerta.

Cuando comienzo la conversación aclaro de inmediato a mi interlocutor que estoy en la calle, y cuando finaliza el llamado, vuelvo a guardar el teléfono.

Otra conducta preventiva: no exhibo dos o más equipos en forma simultánea en la calle o en un lugar público.

Ante la posibilidad de un hurto o asalto (no vivo en Ginebra…) todos mis teléfonos tienen una contraseña. No desbloqueo por gestos en la pantalla o PIN de cuatro dígitos.

Si el teléfono tiene lector de huella digital, es recomendable su uso para desbloquearlo.

Utilizo otras prácticas y varias de ellas las puedes leer en esta nota de mi amigo y colega Ariel Torres, el (para mí) mejor periodista de tecnologías de la información y la comunicación de la Argentina.

Puedes comentar tu experiencia y sugerir otros consejos preventivos en los comentarios de esta nota, donde también puedes responder, por supuesto, la pregunta del título.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

One Comment

  • Desde hace algunos años adquirí un seguro que cubre el contenido de mi mochila/cartera, donde suelo llevar equipos. La realidad es que las personas que trabajamos con mucha tecnología encima tomamos muchas precauciones de uso. Básicamente si salgo con el iPhone, la MacBook, reloj, unos lentes de sol bastante caros en Argentina y una de mis cámaras estoy llevando una gran cantidad de dinero encima. Más que la del cálculo de esta nota. Para eso hay que estar asegurado. Lo que más me molesta, es entrar a los locales donde me obligan a dejar la mochila en un locker que no siempre me parece seguro, ni bien cuidado. En esos casos prefiero directamente no ingresar, si siento que cualquiera puede abrir a la fuerza la puerta y llevarse mis pertenencias sin que nadie se de cuenta.

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