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El siguiente texto catártico lo leí en el muro de Carolina Ortega, directora general en la agencia de comunicación La Jefa, en Facebook.

Como bien afirma Carolina, «sirve para la relación prensero-prensa, sirve para la vida :)»

«No se ningunea al área que te dio toda la información que necesitabas.

No se ningunea a quien te dio las claves para que pudieras hacer la nota.

No se ningunea a quien gestionó todos los pedidos que requerías.

No se ningunea a quien te atendió en el medio de un feriado porque tenías problemas con el material.

No se ningunea el trabajo de las personas.

No se ningunea el tiempo de las personas.

No se ningunea la palabra.

No se ningunea nada de todo eso por, básicamente, egoísmo: esto es una rueda que gira y en la que a veces te da el sol y muchas otras, la sombra.

Si hay algo que tengas que aprender, que sea esto: no se ningunea.

Y si lo vas a hacer igual: se avisa, porque el que avisa, no ningunea ni traiciona.»

También se puede escribir una versión en viceversa, en la relación de la prensa o el periodista con el trabajador o profesional de relaciones públicas (prefiero estas definiciones a la despectiva «prensero»).

Si eres periodista te invito a compartir esa posible versión en los comentarios de esta nota.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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