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«Hola, soy Fulana, de la agencia Fulanez», dice la voz, casi siempre femenina, del otro lado del teléfono, por WhatsApp o Messenger o Hangout o por un mensaje directo en Twitter o Instagram. Es infrecuente que suceda lo mismo por correo electrónico o Linkedin.

Si tengo un poco de confianza, respondo a la presentación con la misma celebración irónica del nuevo estado civil de Fulana, casada o casado con Fulanez, aunque le advierto que el tal Fulanez tiene fama de polígamo, porque varias colegas de la interlocutora se presentan de la misma manera…

Si la ironía es bien recibida por la persona que me llama o escribe, le envío un enlace a esta nota propia.

En ese artículo breve afirmo que «llamar a alguien por su nombre y apellido completos en lugar de ponerle como sobrenombre el de la empresa o entidad para la cual uno trabaja es la manera correcta para fortalecer y aumentar el capital de las relaciones».

Casi cuatro años después de su publicación, la nota sigue vigente, por eso la recuerdo y comparto aunque con otro título.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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