Carisa Domínguez Bonazzi, amiga y colega mía radicada en la ciudad de Puerto Madryn, se animó a romper el cerco de silencio que rodeaba su vía crucis provocado por una ex pareja con la que tuvo una hija, y publicó el 5 de julio un relato en primera persona sobre la violencia de género que ejerce sobre ella este “hijo del poder” con fuertes vínculos con el Poder Judicial de la provincia de Chubut.
Puedes leer el relato completo, que tuvo repercusión en radios, canales de TV y prensa gráfica y virtual de Chubut, aquí.
Carisa publicó su relato en medio de una oleada de violencia machista en la Argentina.
Un hombre entró el 8 de julio a la casa de María Emma Córdoba y Ana Laura González, dos estudiantes de medicina de la Universidad Nacional de La Plata. Las amenazó, las ató, las violó, las apuñaló e intentó quemarlas vivas. María Emma murió y Ana Laura sobrevivió. Por el femicidio ya fue detenido Osvaldo Báez, de 23 años.
La semana pasada mataron a Ayelén Roldán. Tenía 19 años, estaba embarazada de seis meses y vivía en la localidad de Glew, en el sur del Gran Buenos Aires, Encontraron su cuerpo en la casa en donde trabajaba de niñera. Murió ahorcada. La mayoría de los medios, en lugar de condenar e investigar el crimen, indagaron en la vida privada de la joven.
El 24 de junio, Dalma Barreto, de 17 años y embarazada de seis meses, fue asesinada de un tiro en la provincia de Santiago del Estero. Había recibido un mensaje de su novio por la madrugada, salió y horas más tarde su mamá la encontró tirada en el campo, muerta.
En la provincia de Córdoba hubo tres femicidios consecutivos en las últimas semanas. El cuerpo de María Eugenia Cadamuro fue encontrado en un descampado; el de Olga Inés Moyano, descuartizado en un contenedor, y el de Claudia Muñoz, con 37 puñaladas.
Te invito a compartir el relato de Carisa, quien reclama que «el agresor debe responsabilizarse por sus actos y debe haber leyes que penen la violencia de género, porque los jueces son responsables de velar por nuestros derechos y no de vulnerarlos, porque el estado es responsable de hacer que las muertes cesen, ¡porque nos queremos vivas y libres!»
