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Banghó, la marca de la empresa PC Arts, fue uno de los grandes jugadores informáticos locales durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, que protegían la fabricación local de computadoras frente a la competencia externa.

En agosto de 2015 Banghó llegó a emplear unas mil personas y ser el primer vendedor de los mercados de empresas y del Estado y el tercero en el segmento de consumo masivo.

Pero con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada el mercado cambió una transición que finalizó en abril de este año cuando cayeron todas las protecciones arancelarias a la industria informática local.

Luego de un conflicto sindical que incluyó la toma de su fábrica en la localidad de Florida Oeste, en el norte del Gran Buenos Aires, la empresa se reconvirtió y hoy emplea a 380 personas para atender un negocio de importación de notebooks y tabletas y de ensamblado local de PC.

En una conferencia de prensa, en la que participé, en la fábrica que Fernández de Kirchner inauguró en 2011, Pablo Suaya, director de Negocios Corporativos de PC Arts, explicó cómo fue la reconversión del negocio de esta marca, uno de los emblemas del modelo económico del gobierno anterior.

«Durante la gestión anterior se fomentó la mano de obra local», recordó, «pero con el cambio de Gobierno llegó una filosofía distinta, ni bien ni mal, y hubo que adaptarse».

«El modelo (económico macrista) no me agrada para invertir en esta industria. Reconvertimos nuestro negocio y nos adaptamos, salvo las PC con las que tenemos la flexibilidad para ensamblarlas.

Mantuvimos nuestra red de distribución y empleados, pese a que no hay sectores protegidos, salvo algunos nichos», afirmó.

Con la baja y posterior quita de aranceles y licencias no automáticas, aumentó la «abundancia de productos» y las marcas multinacionales mejoraron su oferta de equipos.

«Las medidas que tomó el gobierno ni están bien ni mal», dijo Suaya quien recordó que los funcionarios macristas le expresaron al inicio de la actual gestión que querían «productos más baratos en tecnología informática y celulares».

Pero en los teléfonos móviles «no lo aplicaron», debido a la «presión», dijo, de los actores de ese mercado.

«Los precios no bajaron 50% como pedía el gobierno, sino entre 20% y 30%, aunque versus salario o poder adquisitivo ese descenso de la mitad se pudo verificar, según reconoció el propio empresario.

Ninguno de los jugadores informáticos locales, como «Banghó, Newsan, BGH Positivo, Exo, tiene una alianza con marcas extranjeras».

En cambio, el grupo Mirgor, uno de los principales ensambladores de teléfonos, tiene «una alianza fuerte con el Gobierno a través de Nicolás Caputo», estrecho amigo de Macri, dijo el director de PC Arts.

«Hoy en Tierra del Fuego no hay nada informático, lo que había se mudó al continente o hacia Asia», respondió Suaya cuando se lo consultó sobre el polo tecnológico y electrónico de la provincia austral.

«2016 fue un año de transición», evaluó Suaya, quien señaló al 1 de abril pasado, cuando se quitaron las barreras, como el punto de inflexión.

«La informática fue la única industria afectada por cero arancel», recordó.

Para Suaya, «es muy difícil mantener una industria con esos aranceles, aunque no imposible, hubo que adaptarse al nuevo escenario, que no nos gustó porque se implementó muy rápido».

El principal cambio fue el «modelo de fabricación»: mientras antes se ensamblaba en sus fábricas en Florida y en el barrio porteño de Parque Patricios, tuvieron que adaptarse a y buscar socios en Oriente (China y Taiwán) con el producto ya ensamblado.

«Nos quedamos con ingeniería y desarrollo, no con manufactura donde no tenemos nada», resumió Suaya, quien afirmó que la compañía apuesta por mantener su marca, reconocida en el mercado.

Entre un 70% y un 80% de los productos que comercializa la empresa se importa.

El resto corresponde al negocio de computadoras de escritorio, que se realiza en Parque Patricios.

Más información en esta nota propia en iProfesional.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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