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El mercado de los equipos de acondicionadores de aire en la Argentina tiene un jugador de escasa presencia: el de la tecnología “inverter”.

Se trata de un sistema que permite en diferentes electrodomésticos, entre ellos los aires acondicionados, generar un importante ahorro de energía.

Por ejemplo, en el caso de un acondicionador de aire tradicional, el compresor funciona a máxima velocidad para refrigerar la habitación, y cuando se alcanza la temperatura de deseada, el compresor se detiene.

Luego, cuando la temperatura sube, el compresor vuelve a arrancar a máxima velocidad y así sucesivamente.

En un equipo inverter, hay un componente electrónico que altera la velocidad del compresor lo que permite alcanzar antes la temperatura marcada y sin parar, disminuya su velocidad hasta el mínimo necesario para mantener la temperatura deseada logrando más ahorro.

La tecnología de estos equipos impide los “arranques” de los dispositivos tradicionales, que disparan el consumo, como sucede en los vehículos tipo diésel con el consumo de de gasolina.

Esta característica fue desarrollada por la multinacional japonesa Toshiba en la década del 80 y hoy se encuentra disponible en la mayoría de los equipos de última generación que se comercializan en la Argentina.

Si el presupuesto lo permite, es conveniente elegir por una unidad equipada con inverter, ya que garantiza un mejor rendimiento y un menor consumo energético.

El ahorro energético que produce provoca que la diferencia de precio con un equipo tradicional se amortice en un plazo que puede variar entre 6 y 18 meses.

El gerente de producto de Aires Acondicionados de BGH, Sebastián Zimmerman, me dijo que que el mercado local de aires acondicionados con inverter “todavía no es tan grande como en Brasil”, donde ya representa al 35% del volumen, cuando hace unos cinco años apenas equivalía al 5 por ciento. En la Argentina fue de apenas del 3,2% en 2017.

En el caso del país vecino, ese crecimiento es más notable si se tiene en cuenta que en ese lustro se vivió la peor depresión económica de las últimas décadas.

Zimmerman explicó que el comprador de esta tecnología “apunta a una compra más planificada más que por impulso”, con más razón si tiene en cuenta que un equipo inverter tiene un precio de entre el 40% y el 50% superior a uno con tecnología tradicional.

La tecnología inverter todavía “es muy nueva” en la Argentina, donde, según el gerente de BGH, “la tarifa de la energía sigue siendo muy barato” pese a los aumentos autorizados por el Gobierno nacional desde 2016.

Según Zimmerman, como en los hogares los aires acondicionados no se usan muchas noches enteras al año, los usuarios “no sienten la diferencia” de ese consumo en la factura del servicio.

En BGH, que aspira este año comercializar equipos con inverter en las capacidades de 2.500, 3.000 y 6.000 frigorías, para sumar al modelo de 4.500 que ya está en las góndolas, estiman que las ventas de esta tecnología crecerán en 2018 hasta llegar a una participación de mercado del 15% al 20%.

Esta proyección se realiza desde un año 2017 donde el mercado “fue mejorando un poco” respecto a un 2016 que fue “bastante difícil”.

Este negocio tiene similitudes a otros dos, helados y cerveza, porque dependen de un factor: el calor.

A mayores temperaturas, aumentan las ventas de equipos, cucuruchos y chops.

Además del calor, el negocio de los aires depende, al igual que el del resto de los electrodomésticos, de la marcha de la economía en general.

¿En qué buscan diferenciarse de la competencia? Zimmerman destacó que BGH da tres años de garantía, un poco menos de un tercio del tiempo de vida de este tipo de equipos.

El gerente de la marca recomendó comprar un acondicionador de aire en invierno, porque los precios son más baratos y hay mayor disponibilidad de instaladores que entre octubre y febrero, la temporada alta de ventas.

Puedes leer más sobre este tema en esta nota que publiqué en iProfesional.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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