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«¡Hola César! Soy Juan Pérez (nota de R.: el nombre es ficticio) y soy periodista, en el más amplio de los sentidos de la palabra. Quería molestarte por un minuto, quisiera ampliar un poco mis metas y horizontes, así que cualquier oportunidad que tengas o escuches por ahí. Me dedico principalmente a la redacción, especialidad en la que soy freelancer, y a la investigación; también tengo conocimientos en periodismo radial, producción de contenidos, redes sociales, un todoterreno del periodismo así que me adapto a contenidos tales como deportes, política, lifestyle, tecnología, reportajes, educación, etc. Trabajé como (…) Te mando un saludo grande, te agradezco mucho por el tiempo».

«Hola César buenas tardes. Mi nombre es José García (de nuevo, el nombre es ficticio), soy Periodista. (…) me desempeñé como productor periodístico, notero de un programa deportivo y hasta columnista de deportes del noticiero que se emitía los mediodías. Sin embargo, las cosas en el canal están cada vez peor… Por tal motivo, estoy en búsqueda de nuevos desafíos y proyectos. Tengo muchas ganas de trabajar y seguir creciendo como profesional. Adjunto mi CV y quedo a disposición para coordinar una entrevista, Desde ya muchas gracias! Un cordial saludo».

Recibo mensajes de búsqueda laboral como los dos anteriores todas las semanas, en especial en el primer cuatrimestre de cada año, en mis casillas de correo electrónico y en mis perfiles en redes sociales, en especial LinkedIn.

Respondo cada uno de los mensajes con algunos consejos sencillos y breves.

Si el CV aplica a alguna búsqueda que conozco, se lo reenvío al responsable de esa tarea en el medio que tiene esa vacante abierta.

A esa breve lista propia de recomendaciones agregaré desde hoy un enlace a este artículo que estás leyendo, basado en una excelente y útil nota de mi apreciada colega Paula Ancery.

Esta periodista (puedes leer más sobre ella aquí ) publicó el 2 de abril de 2018 en la Red Laboral de Periodistas, un grupo en Facebook, una serie de siete consejos («tips», según su definición) para la búsqueda de trabajo.

Paula se decidió a publicar este material en respuesta a varias notas en ese mismo espacio sobre «lo duro que está conseguir trabajo en nuestro oficio».

«Se me ocurrió pensar qué cosas aprendí a lo largo de mis ya casi 26 años en este gremio», expresó Paula, quien compartió un extenso texto, que puedes leer completo aquí.

Si no sos miembros de Facebook y/o no formas parte de esa red de periodistas, a la cual te recomiendo solicitar el ingreso si ejerces ese oficio o eres estudiante de periodismo, te resumo a continuación los consejos de Paula.

Aprender inglés

«Eso significa -precisó- ser capaces de hacer una entrevista y también de escribir en inglés. Y no significa necesariamente pagarse las clases. En esta era todos podemos crearnos un entorno virtual en inglés sin pagar más que la conexión a Internet».

Especialización en economía

«Si van a elegir una especialización (por ejemplo, para decidir a quién presentarle un sumario), agarren para el lado de periodismo de economía», recomendó. «Nadie quiere hacerlo, así que la competencia es menor; y además tiene muchas sub-especialidades».

Además, desde el periodismo económico, «son mayores las posibilidades de reconvertirse en PR (consultor de prensa) en caso de vocación o de necesidad. Y si se van a quedar en periodistas, tienen una cantidad de publicaciones especializadas y newsletters sectoriales que siempre están buscando colaboradores».

«El periodismo de economía es aburrido hasta que deja de serlo y tampoco es tan difícil como parece a simple vista; es más que nada la lógica del supermercado: el mercado objetivo es éste, los competidores son aquéllos, las regulaciones del gobierno inciden de tal o cual manera; y, sobre todo, si gastás más de lo que ganás, te fundís», desmitificó Paula.

Espacios propios en Internet

Mi colega recordó que «hay cantidad de herramientas y maneras de que el periodista que apuesta, no por conseguir un lugar en un medio ya establecido, sino por crear él mismo su propia fuente laboral, tiene que conocer y explotar».

Por ejemplo, «tengan su propio programa de radio en una emisora online o su propio canal de YouTube, conviértanse en influencers o en escritores de libros en papel, pero -advirtió- ni sueñen con que la van a pegar y los va a venir a buscar de MTV o que van a llegar a tener tanta audiencia que los anunciantes los van a llamar a ustedes».

En general «lo que hay que hacer es armar un combo como para que ustedes vayan a buscar a su público y no que el público y los anunciantes los ‘descubran’, porque eso no pasa casi nunca», afirmó la periodista, quien concluyó: «el movimiento es del online al offline ida y vuelta varias veces.

Construcción de redes

«Cada compañero con quien hayan compartido un laburo y con quien hayan funcionado bien, cada persona que les puso un auspicio o a la que acudieron para que (…) les hiciera un diseño o les hiciera fotos, cada anunciante potencial al que visitaron (les haya puesto un aviso o no), es alguien con quien no tienen que perder el contacto», recomendó Paula.

Tener un plan B

No se traa de «hacer de vez en cuando otros trabajos que no tengan nada que ver con nuestro oficio», aclaró la colega, quien afirmó:

«No tengan miedo de cambiar; evalúen esa posibilidad sin vivirla como un fracaso. Si estudiaron periodismo empezaron bien; las habilidades en comunicación les van a servir para absolutamente cualquier otra actividad que emprendan».

Si por ejemplo, se les ocurre «hacerse expertos en ceremonial y protocolo, adelante; puede parecer que el periodismo no tiene nada que ver con eso, pero es un know how que mal no les va a venir como expertos en ceremonial, o cocineros, o artesanos del vidrio. Y desde ya que ese nuevo saber tampoco les va a hacer ningún daño como comunicadores».

No se trabaja gratis

«Si quieren trabajar gratis, vayan a una ONG, a una sociedad de fomento o a algún lugar que los conecte con alguna causa en la que a ustedes les interese colaborar haciendo trabajo comunitario. Pueden dar un taller de periodismo en una escuela primaria -estatal- o hacer cualquier tipo de actividad que implique ayudar gratuitamente a personas que lo necesiten», describió la colega.

Pero «jamás acepten de entrada trabajar gratuitamente, pensando que así engrosan el curriculum o ganan experiencia. Perdonen la crudeza, pero en este gremio ya estamos bastante expuestos a que esas cosas nos las hagan por la fuerza, sin necesidad de dar nuestro consentimiento. Menos aún hablar de poner plata para después repartirse los beneficios el día en que hipotéticamente los haya. No es así. Eso nunca funciona», afirmó Paula.

La actitud no lo es todo

A una entrevista laboral «vayan prolijitos y educaditos, y que sea lo que Dios quiera. Uno puede poner lo mejor de sí, pero la persona que los entrevista puede simplemente tener un mal día. Que no les den el trabajo no es necesariamente un indicio de que hayan hecho las cosas mal. Y si hicieron algo mal, saquen en limpio la lección que tengan que aprender y quédense en paz. Nadie nace sabiendo», concluyó Paula.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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