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El conflicto por los despidos masivos en la agencia de noticias estatal Télam cumplió este 26 de julio un mes sin soluciones a la vista.

La crisis laboral desatada por las injustificadas cesantías dispuestas por el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Argentina, Hernán Lombardi, llegó a este aniversario sin que se vislumbre una solución política a un problema que traspasó con largueza las paredes de las sedes de la empresa en todo el país.

El 26 de junio último, decenas de trabajadores de todo el país, con entre cinco y 33 años de antigüedad en la empresa, entre ellos mi amiga Andrea Delfino, una de las profesionales más respetadas en la industria de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), comenzaron a recibir cartas documentos de despido, y otros tantos jamás fueron notificados de la medida y se enteraron de su desvinculación al hallar en sus cuentas bancarias la indemnización correspondiente.

Desde entonces el servicio multiplataforma se encuentra paralizado por una huelga de alcance total.

Uno de los últimos cables emitidos esa mañana del 26 de junio fue un comunicado del directorio que anunciaba los despidos, y explicaba que la medida alcanzaba a «empleados que no responden al perfil que buscamos para una agencia pública de noticias que debe avanzar hacia un mejor y eficaz funcionamiento».

En otro párrafo el texto oficial hablaba de un «hostigamiento» que las diversas organizaciones sindicales de Télam le habrían prodigado a las autoridades, y en declaraciones periodísticas Lombardi y el presidente del directorio, Rodolfo Pousá, aseguraron que los despidos buscaban alejar de la empresa a trabajadores «excesivamente ideologizados» o «militantes de la resistencia con aguante» kirchnerista.

Los trabajadores de la agencia de noticias, que también se encarga de administrar y monitorear la propaganda estatal, de cuyo plantel de 878 empleados las autoridades despidieron a 354, es decir el 40% de la planta, obtuvieron de parte de la Justicia laboral un fallo a favor de una medida cautelar que ordenó dejar sin efecto las cesantías, una medida que la empresa no acató y tampoco apeló.

Este primer mes encontró además a los actores del conflicto participando, aunque en principio sin resultados concretos, de una mesa de diálogo que convocó el Ministerio de Trabajo de la Nación, a pesar que la propia cartera laboral no hizo lugar al pedido de una conciliación obligatoria presentada por distintos sindicatos.

De esas reuniones participan funcionarios de Télam de nivel gerencial y representantes del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y el Sindicato de Trabajadores de Prensa (Sitrapren) y la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (APBA).

Mientras tanto, los trabajadores mantienen permanencias pacíficas en los edificios de Bolívar 531 y la avenida Belgrano 347, en el barrio porteño de Monserrat, para visibilizar el conflicto con diversas actividades políticas, sociales, culturales, etc., y para preservar los bienes del Estado, dado que los integrantes del directorio y las autoridades de la gerencia de periodismo no se han hecho presentes en ninguna de las dos sedes a lo largo de los últimos 31 días.

El conflicto originado por el despido más numeroso ocurrido jamás en las empresas periodísticas del país no sólo tuvo desarrollo durante este mes en el terreno jurídico o el del Ministerio de Trabajo, sino que se extendió también al Congreso.

Los trabajadores presentaron en el Parlamento un proyecto de ley de creación de una agencia Télam con control parlamentario, un viejo anhelo de quienes trabajan hace más de una década en la agencia.

Legisladores de todas las bancadas de la oposición se solidarizaron con los trabajadores en una visita al edificio de la avenida Belgrano, rechazando y solicitando explicaciones por los despidos en una interpelación a Lombardi y a los integrantes del directorio: Pousá, Ricardo Carpena y Pablo Ciarlero.

Las respuestas de los responsables de la patronal no satisficieron a los legisladores, quienes en general no pudieron repreguntar debido a la mecánica del proceso parlamentario.

En el terreno sindical, el rechazo a los despidos también encontró amplio apoyo de parte del triunvirato de la CGT y de las autoridades de las dos CTA, además de expresiones similares de organizaciones sindicales como camioneros, estatales, docentes y metrodelegados.

El mundo de la comunicación, el arte y la cultura no permaneció ajeno a la penosa situación a la que los trabajadores de Télam fueron llevados por la intempestiva decisión, fueran o no despedidos.

Comunicadores habitualmente más cercanos a la administración Macri, como Jorge Lanata, Silvia Mercado y Nelson Castro criticaron el «revoleo de despidos» –así lo definieron- y otros periodistas alejados de la administración Fernández de Kirchner como Luis Novaresio, María O’ Donnell, Ernesto Tenembaum o Reynaldo Sietecase trataron el tema en varias ocasiones con entrevistas a Lombardi (cuyas explicaciones tampoco resultaron claras para estos periodistas) y a distintos delegados sindicales.

El caso más notable de apoyo irrestricto a la lucha de los trabajadores de Télam fue el de la actriz y conductora televisiva Mirtha Legrand, de posiciones públicas de claro alineamiento a la llegada de Mauricio Macri a la presidencia del país, quien en cuatro oportunidades distintas destacó su dolor y desagrado por los despidos.

En una de ellas, incluso le pidió a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, presente en el programa, que «hable con el Presidente» para que se logre una solución al conflicto.

En la última semana se incrementaron las actividades en los dos edificios porteños, con presentaciones de artistas infantiles especialmente previstas para las vacaciones de invierno hasta un «abrazo» de las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora a la agencia, además de una muy suelta de libros y exhibiciones de películas y shows musicales con entrada libre.

Más información sobre la marcha del conflicto aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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