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La rebaja de categoría del área de ciencia y tecnología en el Gabinete, que pasó de ministerio a secretaría, generó un hecho inédito: la coincidencia entre investigadores, empresarios y gremialistas contra la decisión del presidente Mauricio Macri.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt) fue creado el 10 de diciembre de 2007.

Lino Barañao fue su primer y único titular, porque fue reelegido para el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner y luego confirmado en su cargo por Macri.

Esta cartera tiene una estructura pequeña, con dos programas propios, la administración y las áreas sustantivas (planificación y articulación de políticas científicas).

En su esfera están la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Anpcyt), encargada de otorgar subsidios de investigación, el Conicet y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

Desde 2007 y hasta 2015, el Mincyt fue actor principal en la expansión del sistema científico tecnológico a través de medidas que incluyeron repatriación de científicos, construcción de 90.000 metros cuadrados de laboratorios, aumento progresivo de ingresantes a la carrera de investigador científico (CIC) del Conicet, así como de becas, puestos de técnicos y administrativos.

El Mincyt fue absorbido por la nueva cartera de Educación, Cultura y Ciencia que encabeza Alejandro Finocchiaro, quien ya era el ministro de Educación antes de estos cambios.

La decisión de Macri, anunciada el 3 de septiembre, fue rechazada por investigadores, quienes cuestionaron a Barañao, y también por la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI) y el sindicato estatal ATE, además de otros actores del ecosistema científico local.

Desde el lado de los investigadores y la academia, el pronunciamiento más categórico y representativo provino del grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), que repudió la medida.

Además, unos 40 destacados investigadores argentinos radicados en el exterior difundieron una dura carta frente la degradación del Ministerio de Ciencia.

“Construir un sistema científico es un proceso que lleva muchos años. Se destruye, en cambio, en muy breve tiempo, solo con un decreto”, afirmaron en el documento, divulgado por la agencia Nex Ciencia.

Los Premios Raíces son una distinción que daba el ex Ministerio de Ciencia, desde 2010 a científicos argentinos radicados en el exterior que aportan al fortalecimiento de la vinculación y de las capacidades científicas y tecnológicas de la Argentina.

El grupo de premiados dio a conocer la carta donde expresan “profunda preocupación por la desaparición del Mincyt”.

“Nos preocupa enormemente no sólo el cierre del Mincyt, sino el desfinanciamiento del sistema científico, la devaluación de los subsidios otorgados por el Mincyt debido a la enloquecida inflación que impide la renovación de equipamiento así como la devaluación de los salarios a investigadores, becarios y personal de apoyo», afirma el documento.

La cámara de empresas del software (CESSI) expresó, junto a la red de polos y clústeres tecnológicos de todo el país, su rechazo a la eliminación del ministerio.

“Hoy, la industria argentina del software recibe con impotencia y dolor la noticia de la eliminación de un ministerio esencial para el desarrollo del país y de nuestra industria”, reconoció la CESSI.

Desde la filial del sindicato ATE en el Conicet, la eliminación de la cartera científica es una medida que “junto con el cierre de otros ministerios clave, como los de Salud y Trabajo, viene a cristalizar una política nacional de desguace del Estado y de desprecio hacia lo público y hacia los derechos del pueblo trabajador, en favor de la especulación financiera internacional que tiene como cara visible al Fondo Monetario Internacional”.

La Red Argentina de Periodismo Científico (RADPC) repudió la eliminación del ministerio y su pase a secretaría dentro del Ministerio de Educación.

«Durante más de diez años, el ministerio jerarquizó la actividad de los investigadores en el país y permitió inéditos avances en el área. Su pérdida supone un daño tanto simbólico como material. Como red profesional, creemos que el país necesita más y mejor ciencia, así como más y mejor investigación para la toma de decisiones y el desarrollo productivo. Degradar el rango de la cartera, en el marco de una reducción presupuestaria en el área de ciencia y tecnología, transmite el mensaje de que se puede prescindir de la contribución de la ciencia al progreso del país», afirmaron mis colegas.

Consulté sobre estos cambios en el área de ciencia y técnica a las siguientes personas:

  • Gabriel Baum, ganador del premio Konex en tecnologías de la información y las comunicaciones.
  • Dora Barrancos, socióloga, historiadora y una de las dirigentes más conocidas del movimiento feminista argentino.
  • Juan Pablo Paz, profesor titular plenario de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador superior del Conicet, director del Instituto de física de Buenos Aires, y distinguido en 2015 como Investigador de la Nación.
  • Alejandro Prince, consultor.
  • Alicia Bañuelos, rectora de la Universidad de la Punta y una de las pioneras del desembarco de Internet en la Argentina.
    José María Louzao Andrade, flamante presidente del Polo IT Buenos Aires.
  • Carlos Pallotti, ex subsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos bajo la administración Macri.
  • Guadalupe Maradei, doctora en Filosofía y Letras y una de las voceras de la Red Federal de Afectados del Conicet.

Puedes leer las opiniones de estas personas y más información sobre esta polémica decisión presidencial en la nota que publiqué en iProfesional aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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