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La Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado el proyecto de ley de economía del conocimiento, una iniciativa que tiene como objetivo darle continuidad y ampliar el alcance de la ley del software, vigente hasta diciembre próximo.

La actualización de esta ley propone ampliar el espectro y brindarle aún más potencia a una industria que actualmente representa el 22% del PBI en la Argentina.

Se trata de industrias que capitalizan el aporte del conocimiento para generar valor en sus procesos y en la calidad de sus productos y servicios.

La industria del conocimiento como pilar del desarrollo del país se encuentra hoy en segundo o tercer lugar.

Si se logra implementar de mejor forma, el crecimiento será cuantitativa y cualitativamente superior.

La continuidad de lo vigente respecto de impuestos y retenciones en exportación e importación es crucial para este tipo de empresas que intercambian constantemente servicios y les permitiría empatar y hasta superarse en lo referido a retenciones en el exterior.

También destacar que están contemplados los servicios de Business Process Offshore (BPO) o de Knowledge Process Offshore (KPO), que son muy activos en términos de exportación y de empleo y que propiciará inversión de compañías extranjeras en el sector.

Hay muchas oportunidades en el mercado laboral informático argentino que se pueden fomentar y potenciar aún más.

Pero es importante balancear la oferta de planes de estudio como tecnicaturas y especializaciones para que no se genere una demanda de talento insatisfecha que incremente el costo laboral para las empresas.

En la actualidad hay cada vez más estudiantes interesados en formarse en las carreras del sector y esto hay que capitalizarlo.

La amplitud de alcance del proyecto supone una desburocratización del acceso al sector, la incorporación de manera directa de aproximadamente 3.500 pequeñas y medianas empresas que aún no gozan de los beneficios impositivos o de exportación que la ley en debate propone y refuerza.

Son cerca de 500 las contempladas en la actualidad. Se trata de incluir sectores como investigación y desarrollo, tecnología, servicios biológicos, profesionales de exportación, nanotecnología, industria aeroespacial y satelital, inteligencia artificial, ingeniería industrial, Internet de las cosas, sensores, manufactura, realidad aumentada, realidad virtual y, en un marco general, todo lo que engloba la industria 4.0.

Siguiendo la inercia del crecimiento, para 2025 se estima que la industria del conocimiento representará un PBI del 25%, pero la proyección apalancada en políticas públicas superadoras podría alcanzar un 30% y así avanzar en el camino si nos comparamos con países desarrollados como Japón (37%).

Es importante ampliar el horizonte de inversión y crear empleo de calidad.

La industria del software trabaja en esto hace tiempo pero resulta fundamental incluir a otras actividades y empresas, y sumar otros sectores con denominadores comunes que puedan seguir nutriendo el ecosistema.

Los argentinos estamos frente a una oportunidad única y no podemos desaprovecharla.

Se trata de un paso más en el proceso de transformación digital de las empresas, del estado y de todas las industrias del país, aportando valor al mundo en toda la cadena productiva.

Carlos Anino

Director general ejecutivo de Napse.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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