Dichosa la gente que sabe esperar,
que es dueña del tiempo y ríe de verdad,
que saluda la vida sin ningún temor
porque con lo que llega hace lo mejor.
Dichosa la gente que ama y que se da,
que busca el milagro de multiplicar,
que mira de frente con toda humildad
y que sin egoísmos vive su libertad.
Dichosa esa gente_ a veces maltratada,
con hambre y con sed, sencilla y confiada.
Dios ama a esa gente, bienaventurada,
pues anda en la senda de una nueva alborada.
Dichosa la gente que cuida la tierra,
la siembra y cultiva_y con el pueblo la siega,
que no guarda rencor pues conoce el perdón,
que camina en justicia, limpio su corazón.
Dichosa la gente que abraza y que es luz,
que en gesto y palabras anuncia a Jesús,
que danza y se alegra, que desborda paz
y que en esperanza invita a cantar.
Gerardo Carlos C. Oberman
Fuente: perfil del autor en Facebook.