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La Universidad de Morón (UM) empezó a implementar una metodología docente que consiste en la simulación clínica y que tiene como objetivo formar y evaluar a los alumnos de las carreras de la Escuela Superior en Ciencias de la Salud sin que esto implique un riesgo para los pacientes.

Se trata de tecnología para situar al alumnado en un contexto que imite algún aspecto de la realidad y establecer en ese ambiente situaciones similares a las que se deberá enfrentar en un futuro para desarrollar habilidades técnicas y no técnicas.

En un comunicado que me envió la UM, Juan Carlos Ortega, secretario académico de la Escuela Superior en Ciencias de la Salud, señaló que “los centros de simulación lo que hacen es capacitar a los alumnos con los maniquís con tecnología de punta para que adquieran destrezas y criterios de diagnóstico y tratamiento sin correr riesgos sobre pacientes”.

En principio la infraestructura de la Universidad de Morón contará con estos espacios físicos para el desarrollo de las actividades de simulación:

  • La sala de simulación clínica de alta fidelidad.
  • La sala de simulación específica y baja fidelidad.
  • Aula de prebriefing, el feedback y debriefing.
  • Una sala de profesores y guarda de los simuladores.
  • La recepción y entrada de profesores y alumnos.

La sala de alta fidelidad contará con maniquíes robotizados y aparatos necesarios para la actividad en el aula, así como también a la recreación de un ámbito de desarrollo profesional donde adquirirán habilidades no técnicas.

El aprendizaje en la resolución de problemas y la toma de decisiones basadas en la evidencia, fundado en el entrenamiento del equipo o bien el entrenamiento del error son el foco de este espacio.

Estas prácticas tienen por objeto que los alumnos puedan manejar situaciones clínicas complejas en condiciones similares a la vida real, puesto que los maniquíes pueden simular respuestas fisiológicas realistas, incluyendo la respiración, los pulsos, los sonidos del corazón, los ruidos respiratorios, la producción de orina y la reacción de la pupila.

El espacio con simuladores de baja fidelidad cuenta con modelos anatómicos o maniquíes que incorporan tecnología y diseño para replicar solo una parte del cuerpo o en algunos casos el cuerpo entero, pero su finalidad es practicar habilidades o procedimientos técnicos clínicos básicos como la punción en cualquier vía -venosa, arterial, subcutánea, intradérmica, intramuscular, etc.- sondajes, vendajes, sutura, apertura de la vía aérea, entre otros.

“En vez de usar un brazo humano que pueden lesionar lo que hace la simulación es entrenar el gesto técnico para que cuando vayan al humano tengan una experiencia tal que va a minimizar el error o el daño”, afirmó Ortega.

El aula de prebriefing, feedback y debriefing contará con una pantalla con audio y video que permita a los estudiantes observar y visualizar lo que sus compañeros realizan en la sala de alta fidelidad.

El proceso de debriefing en la simulación produce una mejora del aprendizaje, un aumento de autoconfianza y comprensión del caso, y pronueve a la vez una transferencia de conocimiento y una atención segura y de calidad al paciente.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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