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El 11 de marzo fue un día histórico para el mercado de los activos digitales y el ecosistema del arte digital y la carta de presentación masiva de los NFT.

La obra «The First 5000 Days» del artista Mike Winkelmann, conocido en redes sociales por su seudónimo Beeple, se vendió a través de la famosa casa de subastas Christie’s en más de 69 millones de dólares.

Esta venta convirtió a Beeple en el tercer artista vivo mejor pago del mundo, detrás de Jeff Koons y David Hockney.

Pero más allá de ese dato, la noticia fue que la obra vendida tiene su propiedad basada en NFT, un token no fungible que se aloja en la blockchain de la criptomoneda Ethereum y garantiza la propiedad digital de sus medios asociados y su valor único.

Juan José Mendez, director de marca de la plataforma argentina de cripto Ripio, me explicó las características de los NFT y cómo creativos e inversores pueden aprovechar este boom desde la Argentina.

Los NFT (tokens no fungibles, por su sigla en inglés) son un tipo de activos digitales diseñados para ser únicos, una característica que comparten todos los bienes coleccionables, como las obras de arte, estampillas, discos de vinilo, etc.

En esencia, una pieza digital es un conjunto de datos. «Esto significa que se pueden realizar infinitas copias de ese archivo, indistinguibles entre sí, sin que la pieza pierda calidad. Esto pasa con cualquier texto, imagen, archivo de audio o video en Internet», dijo Méndez.

Ahora bien, el protocolo detrás de los NFT «es revolucionario porque permite crear, por primera vez en la historia, bienes digitales escasos, únicos y por lo tanto coleccionables», destacó.

Esto es posible gracias al desarrollo de la tecnología Ethereum, que incorpora información adicional al archivo y deja registrado de forma permanente un «sello digital» o certificado que indica que ese es el archivo digital original, precisó.

Méndez dijo que «técnicamente, cualquier activo puede convertirse en un NFT» a través de un proceso que en la jerga del mundo cripto se conoce como «tokenización» e «implica, en pocas palabras, registrar sus datos en una Blockchain».

Esto es, una base de datos global que permite registrar de forma permanente información encriptada y que opera como soporte para todas las criptomonedas.

Al hacer esto, ese activo o bien se «convierte» en un token que se puede comprar y vender en el mercado habilitado por diversas plataformas y «exchanges».

«La popularidad de los NFT crece gracias a la comunidad de artistas digitales, es decir, artistas que crean sus obras con materiales 100% digitales», dijo Méndez.

«Por eso estas obras no se ‘digitalizan’ sino que de por sí son digitales. Los NFT aportan un certificado de propiedad atado a la obra de forma permanente y la posibilidad de comercializar esas piezas fácilmente como sucede con cualquier activo digital, sin intermediarios, curadores ni galerías de arte», explicó.

«Así como una pintura o escultura física lleva grabada la firma del artista y un certificado de autenticidad, un NFT realiza un proceso análogo con una obra digital», afirmó Méndez.

Puedes leer más sobre este tema en la nota propia publicada en iProfesional aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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