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Ya no creo como solía creer.
Ya no creo como me enseñaron a creer.
Ya no creo aquello que me dijeron que debía creer.
Y ya no quiero volver a creer todo lo que alguna vez creí.

Pero, anhelo seguir creyendo…

 

Ya no creo, no puede creer y no quiero creer
con una fe encorsetada por el miedo a creer diferente.
Quiero creer con una fe hereje, libre, fresca,
que se deje regar por la gracia subversiva
de un evangelio transformador de realidades.
Quiero creer con una fe que invente
palabras que tuerzan los discursos que dominan
desde los pedestales de un orden viejo.
Quiero creer con una fe que inquiete y que desafíe
y que impulse siempre a nuevos modos de creer.

 

No puedo creer en una divinidad atada a la letra,
encerrada en un libro,
momificada en una doctrina,
sometida a una forma de culto particular,
limitada a un modo de llamarla
y de celebrarla y de vivirla y de compartirla.

 

Quiero creer, más bien, con una fe abierta a la sorpresa,
que no le tema a la duda, que crezca en la lucha
y que se fortalezca en lo caminos compartidos
con quienes andan en búsqueda permanente,
en un peregrinaje continuado
hacia la tierra nueva y los cielos nuevos
que son nuestro horizonte espiritual.

 

Quiero creer en una comunidad que se vista multicolor,
que hable con un lenguaje que incluye y que suma,
que abrace todas las diversidades,
que promueva derechos que humanizan,
que eleve su voz profética ante el abuso,
ante lo injusto, ante toda forma de violencia,
ante las ambiciones que corroen la solidaridad,
ante toda hipocresía disfrazada de moral.

 

Ya no puedo creer como antes creía.
Pero anhelo seguir creyendo…

Gerardo Carlos C. Oberman

Fuente: perfil del autor en Facebook.

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