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Nota de R.: la siguiente «carta pública» conjunta de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), la Pastoral Social Evangélica y la Asociación de Iglesias Pentecostales de Argentina (AIPA) fue difundida el 7 de julio de 2025, dos días después del discurso que dio el presidente Javier Milei en la iglesia evangélica Portal del Cielo, en la ciudad chaqueña de Resistencia.

A continuación, el video oficial del discurso de Milei, que también puede leerse aquí, y luego, la carta abierta de las iglesias, que lleva como título «No es Moisés… es como el Faraón». En La fotografía superior, difundida por la Casa Rosada, Milei aparece de espaldas mientras saluda a la feligresía de la iglesia.

El presidente argentino Javier Milei suele compararse públicamente con Moisés en tanto libertador del pueblo o paladín de la libertad. Sin embargo, alcanza con repasar su modo de gestión y las medidas que promueve para decir que se asemeja más al Faraón que con crueldad maltrató y esclavizó al pueblo de Dios.

En el Libro del Éxodo dice que por orden del Faraón “los egipcios impusieron a los israelitas trabajos penosos, y les amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos de la preparación de la arcilla, de la fabricación de los ladrillos y toda clase de trabajos del campo” (Éxodo 1:13-14)

También está escrito que atento al clamor de su pueblo, Dios llamó a Moisés diciendo: “La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas” (Éxodo 3:9-10)

El constante ataque contra el Estado y lo público, incluidos los trabajadores y trabajadoras; jubilaciones miserables; quita de medicamentos y tratamientos oncológicos a las personas con cáncer; cierre de comedores; eliminación de subsidios a personas con discapacidad; represión a adultos mayores todos los miércoles en la Plaza del Congreso; desfinanciamiento a la educación pública y la investigación de organismos como el Conicet / INTA/ INTI; suspensión de obras públicas esenciales; maltrato y precarización a médicos y médicas que tras largos años de formación y con mucho esfuerzo dan lo mejor de sí para atender a niños y niñas en uno de los hospitales pediátricos más prestigiosos del mundo como es el Garrahan; odio al periodismo y artistas populares; persecución judicial a líderes de la oposición, son algunos de los tantos hechos que dan cuenta de la crueldad con la cual busca imponer un modelo de transferencia de recursos que solo beneficia a los más poderosos del país y el extranjero.

Esa misma crueldad se extiende también a sectores productivos y comerciales. ¿Cuántas son las pequeñas y medianas empresas, campesinos y comerciantes que podrán sobrevivir si resulta más barato importar o comprar afuera del país? ¿Cuántos serán los trabajadores y trabajadoras que perderán sus empleos? ¿Cuánto falta para que los pequeños agricultores no den más?

A todo ello se suma la violencia de sus palabras. De su boca y la de sus acólitos mediáticos surgen expresiones repletas de descalificaciones, insultos, groserías nunca antes públicas en alguien que ostenta la máxima representación democrática del país. En lugar de traer paz, genera conflictos. En lugar de promover la unidad invita a la confrontación.

Claramente no es Moisés. Por más que grite enojado o eufórico, no es un libertador. Como dice el Evangelio: “Cada árbol se reconoce por sus frutos” (Lucas 6:44) y hasta ahora sólo vemos empeoramiento en la calidad de vida y crueldad.

Nada de esto es bueno para una sociedad que desde hace tiempo viene padeciendo dificultades y fragmentación Por eso desde este espacio representativo de Iglesias Evangélicas en la República Argentina expresamos nuestra preocupación y hacemos un claro llamado al presidente de la Nación a que deje de actuar como el Faraón y escuche el clamor del pueblo que sufre. Que preste atención a quienes están perdiendo sus trabajos; a quienes les aumenta la comida y los servicios pero no sus salarios; a los estudiantes, profesionales y científicos que no quieren irse del país y esperan reconocimiento; a las personas enfermas, jubiladas, con discapacidad.

No se distraiga Sr. Presidente en odiar y maldecir. Si quiere hacer suyas las ideas propias del pueblo evangélico y protestante ocúpese entonces en escuchar y trabajar en favor de quienes más necesitan, en generar mayor justicia social y promover la unidad de la sociedad más allá de todas las diferencias, en respetar y valorar el esfuerzo de quienes trabajan, estudian y se forman cada día. Estos son aspectos fundamentales de nuestra fe en el Señor que nos llamó a amar por sobre todas las cosas y repartió panes y peces para que a nadie le falte.

Como personas cristianas y evangélicas seguidoras de Jesucristo nos alienta y da esperanza saber que más allá de cualquier terquedad, incapacidad de ver, crueldad o violencia, el Señor sigue escuchando con misericordia a sus hijos e hijas.

¡El Señor es nuestro salvador! y obrará con amor y justicia en favor de su pueblo.

Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), Pastoral Social Evangélica, Asociación de Iglesias Pentecostales de Argentina (AIPA).


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Bahia Cesar

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