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El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) presenta «Liliana Porter. Travesía», una exposición retrospectiva que revisa más de seis décadas de trayectoria de una de las artistas argentinas más influyentes y originales del siglo XX y XXI.

La muestra, abierta al público desde el 12 de julio hasta el 13 de octubre de 2025, propone un recorrido por el universo visual, conceptual y narrativo de Porter —artista radicada en la ciudad estadounidense de New York desde la década del 60— y desafía cualquier linealidad en la experiencia del arte contemporáneo.

El arte como travesía, no como destino

La exposición, curada por el Agustín Pérez Rubio —ex director artístico del MALBA— no se limita a una cronología ni a una selección de «mejores momentos».

Por el contrario, plantea un «viaje» atemporal, un diálogo entre obras de distintas décadas y series que, al estar reunidas según ejes conceptuales, revelan la coherencia y riqueza de los intereses y obsesiones de Liliana Porter: del cuestionamiento de la representación a la ironía y el humor; del rol del artista en la sociedad a la memoria colectiva; del trabajo a lo político y lo absurdo; de la poesía visual al colapso social y la reparación.

El reparto: Objetos, juguetes y el tejido de la narrativa

Uno de los grandes sellos de Liliana Porter es la creación de situaciones a partir de objetos hallados, figuras de mercados de pulgas y adornos en miniatura.

Este repertorio de personajes —muñecos, animalitos de cerámica, figuras kitsch o anónimas— es el auténtico “elenco coral” de sus instalaciones y videos desde la década del 90.

Ellos protagonizan escenas mínimas que abordan la memoria, la política, las relaciones humanas y las paradojas del trabajo, permitiendo a la artista entretejer contexto social y poesía personal con humor y una dosis de ternura.

Estas composiciones, que pueden incluir desde una sencilla línea de lápiz hasta complejas puestas lumínicas, logran un efecto de extrañamiento: arrancan una sonrisa o una reflexión honda sobre lo pequeño, lo perdido, lo absurdo y, siempre, sobre las posibilidades de construir sentido aún en el caos.

“Mi obra incluye grabados, dibujos, instalaciones, objetos, proyectos de arte público, fotografía, film y video. Los temas recurrentes parten de reflexiones acerca de la representación, del concepto del tiempo y de ese espacio ambiguo entre lo que llamamos real y las imágenes”.

Liliana Porter

De la gráfica a la escena: Una multiplicidad de lenguajes

«Travesía» organiza su despliegue para mostrar tanto las piezas gráficas —grabados y xilografías de las década del 60 y 70; colaboraciones pioneras con el New York Graphic Workshop (1964-1970)— como la expansión multidisciplinaria posterior de Porter: pintura, dibujo, fotografía, instalaciones, video y teatro.

El visitante encuentra obras donde la línea, el círculo o la sombra bastan para desencadenar narraciones, así como ambientes densos de relatos visuales no lineales.

La relación con lo performativo es central: desde la primera década del siglo XXI, Porter profundizó en la teatralidad y lo escénico, realizando puestas teatrales y videos que exploran la potencialidad del arte como acto y acontecimiento, incorporando la improvisación y la participación del espectador.

La poética de lo sencillo

Porter define su construcción como “poética desde lo visual”. Sus obras, lejos del efectismo, encuentran belleza y sentido en los gestos mínimos —arrugar un papel, hacer un trazo, una caricia o un beso de buenas noches—, invitando al espectador a experimentar la esencialidad de la vivencia y la fusión entre la representación y el objeto.

El universo de Porter se expresa así en citas, homenajes, relatos fragmentados, un tiempo expandido y una constante experimentación con los dispositivos de narrar: el arte como narración de historias, pero también como pregunta abierta, como juego o gesto desestabilizador.

El viaje y el retorno: De Buenos Aires al mundo

Porter, nacida en Buenos Aires en 1941, estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y posteriormente en México y New York, ciudades claves en su formación y red artística.

Desde mediados de la década del 60 se instaló en New York, donde cofundó junto a Luis Camnitzer y José Guillermo Castillo el New York Graphic Workshop, un colectivo que marcaría a fuego la experimentación gráfica conceptual en América Latina.

Hoy, sus obras integran colecciones de museos como el MoMA, el Whitney de Nueva York, el Tate Modern de Londres, y el propio MALBA.

Volver a exponer en su ciudad natal adquiere para Porter una dimensión profundamente significativa: “Es increíble poder traer estas piezas a este museo… este es solo uno de los muchos capítulos de una travesía que sigue abriéndose”, comentó la artista durante la presentación a la prensa.

El rol de la mujer y el cambio social

«Travesía» dedica una atención particular a la reflexión sobre la mujer en el arte, la memoria latinoamericana y las marcas de la violencia y el colapso social.

Temas como la reparación, la reconstrucción y el cuidado son abordados a través de obras que, a pesar de la aparente inocencia de sus protagonistas, traslucen el peso de las catástrofes colectivas y los desafíos del mundo contemporáneo.

En palabras del curador Pérez Rubio, «la exposición es dinámica y actual, y permite comprender cómo la artista concibe su obra desde una perspectiva poética y política».

La experiencia en sala

El recorrido de la exposición no es estático. A lo largo de su duración, se programan performances (“Pequeños fragmentos teatrales”, codirigidos junto a Ana Tiscornia), visitas guiadas, conferencias y lecturas de autores contemporáneos que enriquecen la experiencia e invitan al diálogo cruzado entre obras, espacios y públicos diversos.

Un lenguaje universal: Humor, empatía y crítica

Pese a su sofisticación conceptual, la obra de Porter es inclusiva. El humor aparece como herramienta amplificadora, pero nunca vacía: cada situación construida por sus personajes encarna una pequeña paradoja, una pregunta ética, una evocación de historias colectivas o una ternura a contracorriente de la violencia del mundo.

En «Travesía», todo queda abierto a la interpretación: el espectador no está frente a una lección, sino ante un juego de resonancias para habitar el presente—con sus heridas, sus absurdos y su esperanza tranquila.

ICBC Argentina y la exposición «Liliana Porter. Travesía» en el MALBA

El banco ICBC Argentina organizó el 10 de junio un preestreno exclusivo para sus clientes de la exposición, en la que participé.

Macarena Santos Muñoz, responsable de Relaciones Institucionales de ICBC, destacó el compromiso del banco con la promoción del arte: «Nos enorgullece acompañar a MALBA en esta muestra que no solo realza el trabajo de una artista fundamental como Liliana Porter, sino que también fomenta el diálogo entre generaciones, lenguajes y territorios».

Durante la preapertura, pude explorar esta «travesía» a través de diferentes soportes, ideas y épocas. Las fotografías y videos que se encuentran en este artículo fueron registrados en esa visita con un teléfono móvil Nubia Focus 2 5G.

Liliana Porter y el arte de la perspectiva expandida

«Liliana Porter. Travesía» es más que una retrospectiva: es una invitación a viajar por el territorio de las preguntas y las narrativas visuales, una celebración de la potencia de lo sencillo y lo experimental, una lección de libertad y rigor persistentes en el arte latinoamericano.

La exposición da testimonio de la vigencia de Porter, quien con más de 80 años continúa expandiendo los límites de las técnicas, el lenguaje y la escena contemporánea, desafía cánones sin perder la capacidad de conmover y de pensar el mundo con lucidez.

Si visitas “Travesía” saldrás transformado: Porter consigue, a través de sus sencillos gestos y sus pequeños personajes, mostrarnos que la vida es una narrativa abierta y compartida, y que el arte, en última instancia, existe para recordárnoslo.

Galería de fotografías de «Liliana Porter. Travesía» en el MALBA


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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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