Máxima Zorreguieta tenía casi 5 años de edad el 30 de abril de 1977. Su padre Jorge Horacio era secretario de Agricultura de la dictadura militar que encabezaba Jorge Videla.
Ese día un grupo de 14 mujeres se reunió por primera vez en la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, para reclamar por sus hijos secuestrados y desaparecidos por el régimen anticonstitucional.
El 30 de abril de 2013, el día que se cumplieron 36 años de la primera manifestación de las Madres de Plaza de Mayo, Máxima se convirtió en reina consorte de los Países Bajos.
Como ocurrió el 2 de febrero de 2002, cuando Máxima se casó con Guillermo, el nuevo rey holandés, el ex funcionario de Videla no pudo asistir ante las expresiones de parlamentarios del país europeo, quienes consideraron que Zorreguieta fue cómplice de la dictadura argentina.
Al respecto, Máxima dijo a la TV holandesa el 17 de abril pasado: “Es una decisión que tomamos entre todos. Si mi padre no asistió a nuestro matrimonio, ahora que se trata de una ceremonia de Estado, tampoco. Era evidente que mi padre no vendría. Nadie de mi familia vendrá. La investidura es una ocasión institucional. En 2002 se cerraron acuerdos y mi padre no tiene que estar. Durante la boda, su ausencia fue muy dolorosa para mí, pero en esta ocasión, en la que mi marido se convertirá en Rey, es muy diferente. Emocionalmente, un matrimonio es muy distinto de una entronización”.
Una ausencia muy dolorosa pero muy diferente a la que enfrentan desde hace 36 años las Madres de Plaza de Mayo, sobre quienes la flamante reina consorte nunca se pronunció en público.