Desorganización del MALBA en la «Obsesión infinita» de Yayoi Musama

«En una ‘bailanta’ del Gran Buenos Aires están mucho mejor organizados que acá». El comentario de una frustrada visitante de la muestra «Obsesión infinita» de Yayoi Musama en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) se refería al desorden que caracterizó la inauguración de esta exposición la noche del 29 de junio de 2013.

Con mis dos entradas especiales para la «vernissage» de esta retrospectiva, la primera en América latina de la mayor artista japonesa viva, concurrí ese día al museo ubicado en la zona más elegante y exclusiva de Buenos Aires. En la plaza República del Perú, la fila del público para ingresar luego del cocktail de apertura se extendía por más de 300 metros.

Cuando me acerqué a la puerta de ingreso, la única que tiene el museo de la fundación Costantini, me encontré con decenas de personas vestidas con ropa cara pero que parecían practicar un “scrum” de rugby, pugnando por entrar a la muestra.

En la puerta había tres hombres vestidos con el uniforme de seguridad privada del museo. De vez en cuando abrían la puerta para que salieran algunos de los afortunados que habían entrado, y dejaban entrar a otros que tenían la entrada para la “vernissage” pero sin ningún criterio ni orden.

Luego de cinco minutos de intentos infructuosos por romper el “pack” de quienes tenían entradas (nunca jugué al rugby…), mi acompañante y yo decidimos adelantar el paso siguiente de la salida nocturna: cena en el restaurante Orillas.

No debe ser la primera vez que se inaugura una muestra de este tipo y que se reúne esta multitud de personas en el MALBA. Pero esa noche reinó la desorganización en el acceso a la “vernissage”.

¿A ningún responsable del museo se le ocurrió armar una fila para las personas que teníamos entradas, y habilitar otra puerta para la salida de quienes habían ingresado?

Como bien decía mi acompañante, en un “boliche” bailantero del Gran Buenos Aires están más ordenados que en el museo privado más importante y famoso de la Argentina.

Debajo, una foto que tomé de la entrada del MALBA y que publiqué en mis perfiles en las redes sociales Facebook, Twitter, Instagram, Flickr y Foursquare.