Los gatos que viven en el templo de Santa Felicitas, en el barrio porteño de Barracas, fueron los personajes que acompañaron una visita nocturna a esta iglesia.
La actividad en la que participé el 22 de noviembre formó parte de una experiencia, denominada «Creepy Night«, organizada por la agencia de viajes AlMundo.com, que consistió en recorrer los escenarios de historias trágicas sucedidas en Buenos Aires.
Una decena de gatos ubicados detrás de las verjas que rodean al templo observaron a los participantes de la experiencia mientras una guía contaba la historia del templo ubicado en Isabel la Católica 520, una obra que recuerda a Felicitas Guerrero de Alzaga y su trágica muerte registrada en ese terreno.
En 1864 Felicitas contrajo, a los 18 años de edad, matrimonio con Martín de Alzaga, un sobrino nieto del español que fuera fusilado en los acontecimientos que siguieron a la revolución de mayo de 1810.
Quedó viuda en 1870 y después de un tiempo de duelo, dueña de una inmensa fortuna que heredó de su esposo y famosa por su belleza, se volvió a relacionar afectivamente con el joven Enrique Ocampo, a quien había conocido en su adolescencia.
Sin embargo, después se enamoró de otro pretendiente, el joven terrateniente Manuel Sáenz Valiente, con quien se comprometió para casarse.
Ocampo no aceptó esta situación y con la excusa de devolverle regalos y cartas tuvo con Felicitas una violenta reunión el 29 de enero de 1872 en una quinta que la mujer tenía donde hoy se levanta el templo.
La discusión terminó con dos balas que Ocampo disparó en el cuerpo de la hermosa millonaria. Felicitas murió al día siguiente.
Los padres de la víctima del asesinato cometido por Ocampo, quien después del crimen se suicidó en el mismo lugar, según diferentes versiones, construyeron en su memoria la capilla.
La construcción de la iglesia fue obra del arquitecto Ernesto Bunge. No posee un estilo definido, aunque la fachada ostenta reminiscencias neogóticas y neorrománicas.
La capilla impresiona por la originalidad de sus líneas, la esbeltez de sus torres y las figuras de ángeles dispuestas en simetría.
La Iglesia de Santa Felicitas fue abierta al culto el 30 de enero de 1876, en ocasión de cumplirse el cuarto aniversario de la trágica muerte de Felicitas.
En los jardines aledaños existe una reproducción de la gruta de Lourdes.
El templo fue cedido en donación a la Municipalidad de Buenos Aires en agosto de 1993.
Desde el 25 de diciembre de 1996 el Gobierno porteño cedió el uso del templo por medio de un convenio al arzobispado católico romano de Buenos Aires.