Los turistas que arriban a las provincias vitivinícolas de la Argentina pueden disfrutar de diversas actividades orientadas al descubrimiento y al disfrute de la cultura de la viña, el vino y su territorio.
El enoturismo propone el recorrido de circuitos de bodegas, degustación de vinos y la experimentación de cada etapa de su elaboración, desde la cosecha de uva hasta charlas con enólogos y dueños de los viñedos.
La Asociación Ad Hoc de Turismo de La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) elaboró un informe acerca de la evolución del turismo receptivo del vino.
En el informe que me envió la asociación, se destaca que continúa en crecimiento, siendo un motor de desarrollo sustentable para las economías regionales, en este caso la vitivinicultura.
La Dirección de Estadísticas y Censos de Mendoza realizó una encuesta al turista en la que el 47% de los visitantes encuestados coincidieron en que uno de los principales atractivos turísticos de la provincia son las bodegas y sus vinos, siendo prioritario durante su estadía el deseo de visitarlos.
Según investigaciones desarrolladas por Bodegas de Argentina, a nivel nacional, las bodegas abiertas al turismo son aproximadamente 200, distribuidas en 9 provincias. Cada una de ellas ofrece gran variedad de actividades que no se limitan únicamente a degustar vinos.
Es posible disfrutar una copa de vino con la cordillera de los Andes de fondo y el fresco del atardecer del sur argentino mientras se recorren los viñedos y se conoce la historia de la vid y el proceso de producción de la bebida nacional.
En distintos puntos de la provincia de Mendoza, entre ellos San Rafael, Valle de Uco, Luján de Cuyo o Maipú, se pueden visitar diversas bodegas donde se puede vivir esta experiencia.
Los circuitos vitivinícolas incluyen diversas actividades, entre ellas recorrer viñedos en bicicleta, picnics en jardines, participar de la cosecha de la uva, elaboración de vino y de la poda de las vides.
También se puede realizar catas de vino y disfrutar de la mejor vista con espacios para organizar eventos, casamientos o encuentros con amigos.
Además, las bodegas preparadas para el turismo brindan la posibilidad de almorzar o cenar en ellas con una degustación de distintos vinos y maridajes con entradas, vegetales, carnes y postres, donde se combina el paisaje con los sabores de la gastronomía típica del lugar y los vinos recomendados por los enólogos que deleitan a los visitantes con sus saberes sobre la cultura del vino.
La Asociación Ad Hoc de Turismo divide a los enoturistas así:
- Excursionistas: aquellos que recorren el circuito del vino y los distintos puntos de la provincia pero no pernoctan allí.
- Turistas: pasan al menos una noche en el lugar.
Para este último grupo, hay viñedos que cuentan con alojamiento, que le permite al turista disfrutar una experiencia completa en familia o con amigos.