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La frase “Data is the new oil” (Los datos son el nuevo petróleo) resuena desde hace tiempo en el mundo de los negocios, pero ¿de qué se trata y cuál es el verdadero escenario en el que se encuentran las empresas hoy? ¿Son realmente los datos una nueva fuente de crecimiento global en todos sus frentes como lo fue el petróleo?

El impacto que está teniendo la exponencialidad de la generación de datos, está empoderando a la toma de decisiones cruciales para obtener el mayor rédito, tanto para los negocios como para la sociedad.

Estamos ingresando en una era donde los datos serán cruciales y su gestión -buena o mala- definirá muchos aspectos de nuestras vidas.

Es un tema para ocuparse y ponerlo en las agendas -no sólo tecnológicas- para, desde un inicio, generar las mejores prácticas y obtener así los mejores resultados.

Actualmente la industria global de “big data” tiene un valor de 274,3 mil millones de dólares. Las interacciones de datos aumentaron en un 5.000% desde 2010.

Sin ir más lejos, Google recibe a diario más de 3.500 millones de búsquedas y se intercambian 100 mil millones de mensajes en WhatsApp.

La realidad es que estos trillones de datos que se generan a diario se acumulan, se guardan y en el mejor de los casos algunos de ellos se visualizan en tableros.

Para abordar esta nueva era, en cuanto a la tecnología, es necesario darles paso a las tecnologías exponenciales («machine learning», «deep learning», inteligencia artificial, «data learning»), las cuales pueden procesar y gestionar el volumen, la variedad y la velocidad de creación de datos actuales. Pero que, además, y por si faltaba una “V”, pueden validar la veracidad de los datos a utilizar.

Si contamos con datos sucios o falsos, la información que componen los reportes es inútil, y las decisiones que se basan en ellos son erradas.

Hoy, y más aún en un mediano plazo, no podremos gestionar los datos y su nuevo protagonismo con tecnologías con las que lo hacíamos hace 20 años, ya que comienzan a ser obsoletas.

Pues ya no pasa sólo por dónde y cómo almacenamos los datos y luego los exportamos a las herramientas de análisis.

Las bases de datos tal cual las conocemos, también deberán adaptarse a estas tecnologías exponenciales y reinventarse a través de la inclusión de aspectos funcionales de una nueva generación de necesidades.

La explotación de datos también deberá estar alineada en este proceso, a través de nuevos paradigmas, donde los reportes dejen de ser analíticos y pasen a tener un carácter predictivo, que minimice la intuición del analista y aporte más visibilidad más probabilística real.

Para completar esta foto de muy alto nivel, es necesario hablar de la integración colaborativa entre distintas plataformas, sistemas, y softwares generadores de datos como un factor clave en la disponibilidad en tiempo real de los datos y su validación.

Con la meta de obtener y trabajar con la mejor calidad a través de múltiples validaciones, allí es donde la automatización y robotización de procesos de la gestión de datos serán cruciales para que estos canales interactúen de forma y transparente.

Pero ¿cuál es el mecanismo por el cual validamos la integridad de ese dato para asegurar su veracidad o falsedad? Suponiendo que el dato es veraz ¿estará bien utilizado? Y si el dato es falso y ya fue utilizado ¿será mejor no saberlo?

Asumimos que las organizaciones cuentan con una real estrategia basada en datos o “data driven” como las mismas nos dicen, pero muy pocas veces es así.

Para mejorar este aspecto, están surgiendo roles que cada día van tomando mayor relevancia dentro de las organizaciones y serán fundamentales para este cambio que estamos transitando: director de transformación, director de innovación y director de datos.

Las empresas a nivel global han comenzado a darse cuenta de que mejorar la gestión de datos es el próximo gran avance y están invirtiendo mucho en ello.

Más del 62% de las empresas Fortune 1000 han contratado directores de datos (CDO, sigla en inglés).

Ellos serán indispensables para transitar el camino correcto y sus etapas evolutivas, tanto en aspectos tecnológicos, como estratégicos y culturales.

El objetivo es que los datos sean el factor que empodere la información veraz y el análisis predictivo concreto, generando así un crecimiento planificado, controlado y por sobre todo, estable y real.

Está claro que, para una empresa, contar con grandes volúmenes de datos a su disposición y ordenados es el primer paso.

Validarlos y explotarlos a su favor de manera que compongan análisis estratégicos, es la meta fundamental en esta nueva realidad global de los negocios donde el más apto será quien mejor utilice sus datos.

Es así como las tecnologías correctas para gestionarlos estratégicamente son las que pueden llevar a una organización a ser liderada con datos y tener la agilidad y la capacidad de predicción que esta era demanda.

Oscar Barone

Director general ejecutivo de Conciliac.


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