Ayer recibí un viento refrescante de afecto y cariño por el día de mi cumpleaños, el número 60 en esta tierra de los vivientes.
Parientes, amigos y conocidos me expresaron desde hora temprana, por múltiples canales y vías de comunicación, sus deseos de felicidad.
La primera de todas esa personas fue Agustina, mi hija, quien vive en Australia y gracias a las 11 horas de diferencia con la Argentina, me saludó cuando aún era el 29 de julio en Buenos Aires.
A todos ellos, de mi parte:
Gracias, muchas gracias.
La fotografía superior fue tomada el 24 de julio de 2024 desde mi casa en la ciudad de Olivos, en el norte del Gran Buenos Aires.
Luego de mi jornada laboral, me autoregalé uno de los mejores obsequios musicales: gozar de corrido con las seis suites para cello de Johann Sebastian Bach:
PD: Pido disculpas a quienes, al momento de publicar esta nota, aún no respondí sus saludos. Espero hacerlo en las próximas horas.