La muerte del papa Francisco, el primer pontífice argentino y latinoamericano, desató una ola de homenajes populares y espontáneos en su ciudad natal, Buenos Aires.
La Catedral Metropolitana, epicentro de la vida pastoral de Jorge Mario Bergoglio antes de convertirse en el líder de la Iglesia Católica Apostólica Romana, se transformó en el escenario principal de una despedida emotiva.
La noticia del fallecimiento de Francisco, a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral, sacudió al país en la madrugada del 21 de abril.
Desde las primeras horas, las muestras de condolencia comenzaron a multiplicarse en las calles, en los medios y, sobre todo, en los templos católicos romanos.
La figura de Francisco, que durante años había sido motivo de orgullo y también de debate en la sociedad argentina, volvió a unir a miles bajo el signo del duelo y la gratitud.
La Catedral Metropolitana: epicentro de la despedida al papa Francisco
La Catedral de Buenos Aires, ubicada frente a la Plaza de Mayo, se convirtió desde temprano en el corazón del homenaje. Poco después del amanecer de ese día, los fieles comenzaron a llegar en silencio, portando banderas argentinas, estampitas, rosarios y flores.
Jóvenes y ancianos, personas que interrumpieron su camino al trabajo, turistas sorprendidos por la noticia y familias enteras se congregaron en los bancos y en las inmediaciones del templo.
Frente al altar, una gran imagen del papa Francisco fue dispuesta sobre un manto negro, acompañada por una corona de flores blancas. Este gesto sencillo y solemne marcó el tono de la ceremonia: recogimiento, respeto y una profunda emoción colectiva.
La misa exequial y el homenaje frente al altar
La misa exequial, presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, fue el momento central de los homenajes.
Las campanas de la Catedral sonaron cada media hora, y el “Aleluya” acompañó la llegada de los fieles, que rezaban en pequeños grupos o en silencio.
Sobre las escalinatas, un escenario fue montado con más de 700 sillas, que pronto resultaron insuficientes ante la multitud que colmó la Plaza de Mayo y las calles adyacentes.
Durante la homilía, García Cuerva habló con la voz quebrada por la emoción:
“Lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos, lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de sus tangos, ‘las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar’”.
El altar, con la imagen del pontífice y el manto negro, se convirtió en un punto de peregrinación espontánea. Fieles se acercaban a dejar flores, velas y mensajes escritos. Algunos se arrodillaban, otros simplemente tocaban la imagen y se persignaban en silencio.
Las banderas de agrupaciones sociales, religiosas, políticas y sindicales aparecieron la Plaza de Mayo. Pancartas con frases emblemáticas del pontífice, como “Una iglesia pobre para los pobres” o “Nadie se salva solo”, se mezclaban con los cánticos litúrgicos.
Al principio de la tarde del 24 de abril recorrí la Catedral porteña, donde fotografié y grabé videos de este homenaje popular y espontáneo al papa Francisco, marcado por la emoción y la fe.
La imagen del pontífice frente al altar, rodeada de flores y de oraciones, sintetizó el sentir de un pueblo que despidió a su pastor con gratitud y esperanza.
Más allá de la tristeza, la despedida fue también una celebración de la vida y el mensaje de Francisco: una iglesia abierta a todos, una sociedad más justa y solidaria, y la convicción de que, como él mismo decía, “nadie se salva solo”.
Galería de fotografías de los homenajes al papa Francisco en la Catedral de Buenos Aires
Te comparto una galería de fotografías de los homenajes populares al papa Francisco en la Catedral de Buenos Aires que tomé el 24 de abril con un teléfono móvil Motorola Edge 50, al igual que los videos propios incluidos en esta nota.
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