De lunes a viernes desde las 6.30 hasta las 22.30 estoy conectado a Internet por motivos personales y laborales.
Tengo mi devocional conectado a la Red, comparto allí versículos de la Biblia que me bendicen, difundo lecturas que hago, fotos, videos, música, pensamientos, reflexiones, además de la producción propia en los medios donde trabajo, incluyendo textos e imágenes.
Intento a mi manera generar vida alrededor mío, y un centro concentrador de este compartir es este blog donde reúno gran parte de esta actividad, además de mis perfiles en Facebook, Twitter, LinkedIn, Flickr e Instagram.
No soy un asiduo usuario del botón «Me gusta» en Facebook o Instagram, y en Twitter no tengo ningún favorito.
Tampoco soy un coleccionista secreto de sentimientos, de emociones, de momentos, de fotografías, de recuerdos. Ni entierro tesoros ni guardo perlas.
Formo parte del grupo de esas personas que buscan multiplicar, generar corrientes y movimientos, que entienden que la fe se vive en comunidad y que forman parte del algo más grande que uno.
Busco compartir en la Red la buena noticia del evangelio de Jesús, que sólo es buena si no se queda en uno mismo, porque entiendo que en Internet, como en el mundo real, es mejor dar que recibir.
Nota publicada originalmente en la edición 234 de Pulso Cristiano.
Coincido contigo estimado.
Sabias son tus palabras, y son mas que sobre entendidas.
Gracias por compartir estos pensamientos.
Rosa
Muchas gracias, Rosa, sos muy generosa.