Suena mi teléfono en la redacción de iProfesional. Lo atiendo. Una voz femenina joven, “canchera”, pregunta por mí, diciendo muy segura mi apellido, algo inusual y agradable de escuchar :). Respondo identificándome. Y se da el siguiente diálogo (nota de R.: los siguientes nombres son ficticios):
–Habla María José, de la agencia de prensa García y Pérez, me conocés por Juárez Electronics.
–No, yo te conozco como María José Fernández, tenés tu apellido, que no es el de tu trabajo o el de tu cliente.
La mujer celebra la réplica y me la agradece.
Esta situación se repite del otro lado del mostrador periodístico en las conferencias o convocatorias de prensa. Cuando llego al lugar de esa actividad es habitual la pregunta sobre el medio donde uno trabaja. Y en el momento de las presentaciones, me identifican como “César, de iProfesional”, pero corrijo de inmediato, agregando mi apellido.
No importa si el periodista trabaja como “freelance” o en relación de dependencia, como ocurre en mi caso desde hace casi 27 años en forma ininterrumpida en diferentes medios. En ambos alternativas uno es una persona con nombre y apellido.
Para las agencias de prensa o las organizaciones que arman la convocatoria, es algo sencillo de reparar: pedirle al Excel, ese programa de planillas, que ordene la lista por apellidos, no por medio.
Este tipo de situaciones se registran a otros ámbitos, no sólo en el periodístico. Llamar a alguien por su nombre y apellido completos en lugar de ponerle como sobrenombre el de la empresa o entidad para la cual uno trabaja es la manera correcta para fortalecer y aumentar el capital de las relaciones.
Coincido plenamente. Excelente reflexion!
¡Gracias, Mariano! Sos muy generoso. Abrazo.
Ahhh vos eras Cesare de Pulso?
Si, ¿y usted era el Luis de Koinonía? 😉
Simplemente Excelente!!!
Al menos a vos te presentan como César. A mí me ha tocado el facilista «Pablo». Y una vez recibí un «Sergio».
Dias pasados escuche decir el mismo titulo a Julio Barbaro en una conversación con Mauro Viale. «Yo no me la crei lo del cargo en el COMFER, porque yo soy mas importante que el cargo. Y estuve plenamente de acuerdo, porque cuando yo me presento solo digo mi nombre y apellido. Puede sonar soberbio, pero yo mismo me sorprendo para bien.
Gracias por tu mirada reflexiva César, que nos hace ´dar cuenta´ de lo que decimos y hacemos!!
Entiendo el punto Cesar, pero luego de 27 años, por mas esfuerzo que hagas, hay mucho tiempo de tu vida invertido en esa empresa que en otro lugar. Creo que por mas esfuerzo que hagas en diferenciarte, a uno lo terminan asociado con el puesto, mas que con el nombre.
Lo que si valoro mucho de tu post, es «que uno debe tener muy en claro quién es y para quién trabaja». No somos mas que simples herramientas en la caja de alguien. Yo soy Jorge y también soy abogado, y llevo mas de 20 años trabajando en la empresa de mis abuelos y de mis viejos, pero aunque la gente se esfuerza en decirme «Doctor» yo prefiero «Jorge».
En éste último punto firmo al pie de tu post, no somos nuestros títulos ni nuestros cargos, como dijo Marcos Volpe, somos nosotros, y si bien puede sonar que somos cancheros y nos la creemos, creo que el punto principal de entender el propósito de nuestra existencia es clave.
Quizás nuestro amigo Rick, pueda ayudarnos a completar el post con el libro ¿Para qué estoy aquí en la tierra?
Abrazo
Capo total. Siempre supe que usted es un gran maestro!
Muy bueno, César. ¡¡Recuperar a la persona!!
Me encantó! Aún cuando hayas estado 27 años en una misma organización esta muy bien tener en claro quién uno es. Aunque hay organizaciones que obligan a sus empleados a poner al lado de su nick name por ejemplo: ¨CalaCnn¨ pero aparte, ellos pueden tener sus propias redes sociales.
A mi me pasa cuando me dicen sos Fulana DE (por el apellido de mi esposo) y me parece tan arcaico (tengo 30, no me molesta que las mayores de 40 lo usen).