La caída de un rayo en una tormenta eléctrica en el balneario bonaerense de Villa Gesell, que provocó el 9 de enero la muerte a cuatro jóvenes y heridas en otras 20 personas, derivó en los medios de comunicación argentinos una serie de notas sobre los consejos de seguridad personal a tomar durante un fenómeno de este tipo.
Desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que desde casi dos décadas evalúa los pararrayos activos, difundieron los siguientes consejos, generados a partir de la experiencia y estudio de los fenómenos del rayo en una tormenta eléctrica.
Ante todo, nada puede garantizar en forma absoluta la inmunidad de las personas o de las cosas contra el peligro del rayo en una tormenta eléctrica, pero sí es adecuado tomar en cuenta determinados comportamientos para disminuir el riesgo personal de ser impactado por una descarga.
Durante una tormenta eléctrica, salvo que sea estrictamente imprescindible, no se debe salir de la casa ni permanecer fuera de ella.
De no ser posible, se debe buscar refugio como sigue en una tormenta eléctrica:
- En una casa u otra construcción que estén protegidas contra rayos, manteniéndose alejado de puertas y ventanas abiertas en una tormenta eléctrica.
- En refugios bajo tierra, tales como subterráneos, túneles, cavernas.
- En grandes construcciones con estructura metálica.
- En automóviles, trenes o embarcaciones cerrados y en otros vehículos con techos y carrocerías metálicas.
- En calles de ciudades que estén escudadas por la edificación circundante, preferentemente deteniéndose junto a un muro de un edificio alto.
En lo posible se debe evitar los siguientes lugares en una tormenta eléctrica:
- Pequeñas construcciones no protegidas, tales como cobertizos, tinglados.
- Carpas, toldos o refugios temporarios.
- Automóviles de techo no metálico o descubiertos.
- Remolques, acoplados, abiertos o no metálicos.
Lugares y actividades a evitar por completo en una tormenta eléctrica
- Cimas o laderas de colinas o lomas.
- Zonas en la parte superior del edificio, cerca de puertas o ventanas abiertas, estufas, chimeneas, cañerías, piletas de lavar, radiadores de calefacción.
- Campos abiertos, campos deportivos, campos de golf.
- Playas de estacionamiento, canchas de tenis.
- Piletas de natación, lagos, costas.
- Árboles aislados, cercas de alambrados, tendederos, cables aéreos en general, vías ferroviarias, líneas eléctricas o telefónicas, molinos, rejas de metal, conductores de bajada de pararrayos.
- El contacto con equipos eléctricos conectados, teléfonos fijos, cañerías sanitarias
- El uso de elementos metálicos tales como cañas de pescar, palos de golf.
Si una persona se halla irremediablemente aislada en una zona expuesta a rayos y siente que los cabellos se le electrizan o un hormigueo en la piel, lo que indica que un rayo está próximo a caer, se debe arrodillar y doblar hacia adelante, poniendo las manos sobre las rodillas. No debe quedar acostado sobre el suelo ni poner las manos sobre el piso.
Si una persona es alcanzada por un rayo puede llegar a quemarla, ante lo cual no se debe temer tocarla pues no retiene carga eléctrica alguna.
Por lo tanto, se la puede revisar y revivir mediante una inmediata respiración boca a boca o masaje cardíaco.
Tormenta eléctrica: zonas de mayor actividad en la Argentina
En el país hay tres regiones con mayor cantidad de tormenta eléctrica al año: el noroeste andino (Salta, Jujuy, Tucumán), el noreste (Misiones, Formosa, Chaco, Corrientes, norte de Santa Fe y Entre Ríos), y la región centro serrana (Córdoba y San Luis).
La frecuencia de la tormenta eléctrica es mayor en primavera y verano que en las estaciones de otoño e invierno.
Para que haya rayos se precisa aire inestable, gran cantidad de humedad y un mecanismo de ascenso de aire.
En esencia los rayos son poderosas descargas eléctricas que ocurren entre dos centros de carga de signo opuesto.
Pueden aparecer en el interior de una nube de tormenta (rayos intra-nube) o entre la nube y el suelo (rayo nube-tierra).
Por encima de los 5000 metros de altura, las gotas de agua congeladas y los cristales de hielo en la nube chocan y se rompen al frotarse entre sí, cargándose de energía.
Las intensas corrientes de aire separan las cargas eléctricas, llevan las positivas a la parte superior de la nube y negativas a la base, lo que induce una carga positiva en la superficie de la tierra (los opuestos se atraen).
En condiciones normales, el aire es un buen aislante de electricidad. Pero cuando hay una nube cargada, aumenta el potencial eléctrico dentro de la nube, y entre la nube y la superficie de la Tierra.
Cuando la diferencia de potencial o «voltaje» es muy grande, el aire comienza a conducir electricidad y se abre camino por un canal conductor por el que pasa esta enorme cantidad de electricidad.
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