La reforma electoral que envió el Poder Ejecutivo al Congreso incluye el sistema de boleta única electrónica (BUE) o boleta digital (BD) con el propósito de eliminar prácticas como el robo de boletas y el clientelismo, además de agilizar la votación y el escrutinio de sus sufragios.
En el marco de esa discusión, entrevisté a Nicolás Wolovick, doctor en ciencias de la computación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
«Desde mi punto de vista hay dos problemas que hacen el sistema inviable», apuntó este especialista.
«La BUE, o más generalmente el voto electrónico no es universal y no es soberano. (…) porque Adriana, mi verdulera, no puede ser fiscal ni autoridad de mesa y yo si quiero que lo sea, o si no la democracia no es tal. Mis condiciones socioeconómicas y el apoyo del Estado –todo mi recorrido académico fue en instituciones públicas– me dieron la posibilidad de estudiar, desarrollarme y comprender cómo funcionan las computadoras y por lo tanto puedo de manera efectiva fiscalizar una elección donde haya voto electrónico. En contraposición ella que viene de sectores sociales vulnerables no. ¿Por qué? Si el voto es con papel y urnas de cartón, ambos podemos estar fiscalizando en igualdad de condiciones», afirmó Wolovick, cuyas respuestas completas puedes leer en esta nota que publiqué en iProfesional.