Aclaración inicial: no me convertí en un «cyborg» o alguno de esos híbridos entre seres humanos y máquinas que aparecen en las películas de ciencia ficción. En la fotografía, tomada por mi colega Maximiliano Fanelli, tengo un HoloLens, un equipo fabricado por Microsoft para interactuar en escenarios de «realidad mixta».
Probé esta tecnología el 15 de diciembre, luego que el presidente Mauricio Macri la experimentara con una obra pública en Buenos Aires, como te conté en esta nota.
El HoloLens fue provisto por Microsoft y uno de los socios locales del gigante mundial del software para observar la planificación de un distribuidor de transporte de pasajeros en el barrio porteño de Pompeya.
En el salón Eva Perón en la Casa Rosada, probé durante unos minutos esta computadora holográfica autónoma que permite interactuar con hologramas de alta definición.
A través de un desarrollo conjunto de la compañía con Lagash, una firma argentina miembro de su ecosistema de emprendedores locales, observé los avances de la planificación del distribuidor de transporte público Sáenz en hologramas en 3D.
Se trata de una obra compleja, en el sur de la Capital Federal, donde convergerán la línea H del subterráneo, el ferrocarril de pasajeros Belgrano Sur y una treintena de líneas de colectivos que unen el barrio de Pompeya con la mayoría de los barrios porteños y el sur del Gran Buenos Aires.
Estas gafas despliegan hologramas en el campo de visión del usuario, expandiendo virtualmente el espacio.
En contraste con las gafas de realidad virtual, aquí lo que rodea al usuario es todavía visible.
El término técnico para esta realidad modificada es realidad aumentada (AR). Para Microsoft, HoloLens es realidad mixta.
Como la realidad modificada mezcla la información en el entorno, los hologramas de HoloLens pueden interactuar con lo que les rodea.
Para ello, tiene varias cámaras y sensores que capturan el medio que le rodea.
Por ejemplo, Holo Blocks es una aplicación que demuestra esta interacción: la aplicación permite colocar bloques de construcción diferentes en la habitación, no sólo en el suelo, sino, por ejemplo, en una mesa.
Los pequeños bloques también pueden caerse de la mesa, o sea, los objetos virtuales pueden comportarse como los reales.
Con algo menos de 580 gramos, HoloLens es un receptor algo pesado para la cabeza y al llevarlo deja marcas en la frente.
Dentro de HoloLens hay un sistema de representación óptica y una computadora con Windows 10 con un procesador Intel Atom y 2 GB de memoria RAM.
Un procesador especialmente diseñado, una unidad de procesamiento holográfica (HPU 1.0), se utiliza para mostrar los hologramas.
HoloLens deberá recargarse cada seis horas y luego de un tiempo de uso, la batería debe reponerse cada cuatro horas.
Los hologramas en realidad son tridimensionales, estables y silenciosos.
Por lo tanto, es muy fácil caminar alrededor de ellos, o desbloquear otros niveles desplazándolos.
Mientras se usa HoloLens, se mira como a través de una ventana en una realidad mezclada.
Como los hologramas se muestran en la pantalla de HoloLens, en realidad no ocupan todo el campo de visión del ojo humano.
Donde no haya una pantalla HoloLens, sólo se ve la realidad. Por lo tanto, los grandes hologramas están cortados.
El modo holográfico para Windows 10 permite colgar en la pared aplicaciones como un navegador o un juego.
HoloLens recuerda la posición de una aplicación y la muestra de nuevo cuando mira hacia el lugar apropiado.
Todo esto se controla por gestos. Juntando el pulgar y el dedo índice se hace como un clic holográfico de ratón o mouse.
Abriendo el puño como una flor se acciona el botón de Windows.
Estos gestos requieren cierta práctica, ya que la orientación en el entorno virtual es inicialmente algo poco familiar.
En el siguiente video, difundido por la Presidencia de la Nación, se puede observar cómo vio Macri esta «realidad mixta».
[vimeo 195876185 w=530 h=298]Para fines educativos, HoloLens es una herramienta excelente, ya que la tecnología facilita la visualización de relaciones complejas en tres dimensiones en el espacio.
En el campo del diseño y la construcción, como el que probó Macri, HoloLens servirá para que los proyectos en estos campos se lleven a cabo mucho más fácilmente.
HoloLens está dirigido a desarrolladores y clientes industriales. No apunta a consumidores finales en la actualidad.
La edición para desarrolladores está disponible en los Estados Unidos y desde este mes en algunos países de Europa por 3.299 euros, mientras que la versión comercial se prevé que cueste unos 5.489 euros. En la Argentina no está a la venta.
Federico García, director de Ventas y Marketing de Lagash, me explicó que por el momento no está previsto realizar en tiempo real comparaciones de la maqueta de un proyecto con la realidad, para observar la marcha en tiempo real de la obra.
Sin embargo, ya es posible combinar planos de esa maqueta con información que recoja, por ejemplo, un dron en la zona de la obra.