El siguiente texto catártico lo leí en el muro de Carolina Ortega, directora general en la agencia de comunicación La Jefa, en Facebook.
Como bien afirma Carolina, «sirve para la relación prensero-prensa, sirve para la vida :)»
«No se ningunea al área que te dio toda la información que necesitabas.
No se ningunea a quien te dio las claves para que pudieras hacer la nota.
No se ningunea a quien gestionó todos los pedidos que requerías.
No se ningunea a quien te atendió en el medio de un feriado porque tenías problemas con el material.
No se ningunea el trabajo de las personas.
No se ningunea el tiempo de las personas.
No se ningunea la palabra.
No se ningunea nada de todo eso por, básicamente, egoísmo: esto es una rueda que gira y en la que a veces te da el sol y muchas otras, la sombra.
Si hay algo que tengas que aprender, que sea esto: no se ningunea.
Y si lo vas a hacer igual: se avisa, porque el que avisa, no ningunea ni traiciona.»
También se puede escribir una versión en viceversa, en la relación de la prensa o el periodista con el trabajador o profesional de relaciones públicas (prefiero estas definiciones a la despectiva «prensero»).
Si eres periodista te invito a compartir esa posible versión en los comentarios de esta nota.