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La gestión de relaciones públicas encontró en WhatsApp un canal para replicar prácticas habituales de agencias de prensa y áreas de comunicación institucional en oficinas estatales y empresas, que sumaron la popular aplicación de mensajería instantánea al teléfono y el correo electrónico.

En la mayoría de los casos se reiteran las comunicaciones iniciadas por vía telefónica o por e-mail: desde propuestas de notas hasta el envío de gacetillas pasando por el seguimiento típico de sus acciones («¿Recibiste el mail?» «¿Cuándo saldrá la nota?» y un largo etcétera).

Algunos relacionistas públicos suponen que a través de WhatsApp conseguirán una respuesta más rápida y concreta a su propuesta o consulta, en comparación a otros canales.

Pero como dijo la crítica literaria Beatriz Sarlo al panelista Orlando Barone el 24 de mayo de 2011 en el ciclo televisivo 678, ante esta práctica respondo «Conmigo no».

No cuenten conmigo para recibir materiales de prensa por ese medio, o escuchar audios con propuestas de notas, o preguntar si llegó una gacetilla.

Como bien explica el amigo y colega Pablo Martín Fernández en «La fábrica de tiempo», el muy recomendable libro que escribió junto a Martina Rúa, «una llamada es urgente, un chat no es una llamada y un mail no es un chat».

Pablo suele revisar su chat un par de veces por jornada y contestar todo una vez al día.

«Así puedo trabajar, leer o estar atento a la gente con la que estoy reunido por trabajo o placer», explica en el libro.

Por supuesto, no tengo problemas en utilizar WhatsApp para entrevistas de audio o para responder a un agente de prensa que me avisa por esa aplicación que el entrevistado está demorado y llegará más tarde a una reunión acordada.

Pero salvo esos casos, este servicio de mensajería instantánea ocupa un lugar secundario en mi práctica laboral.

Es una forma de resguardar el bien más escurridizo que tengo: mi tiempo.

Por eso, en la leyenda de mi estado en WhastApp expreso lo siguiente:

«Puedo tardar en responder. Si es urgente, llámame por favor. No escucho mensajes de audio».


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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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