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¿La realidad mata relato en redes sociales? La respuesta sería afirmativa si se compara lo que sucedió el 21 de febrero antes, durante y después del acto convocado por el gremio de los camioneros con lo registrado hace casi un año con las manifestaciones del 1 de abril a favor del Gobierno nacional y el primer paro nacional que convocó la CGT para el 6 de abril de 2017.

Mientras hace un año el oficialismo se impuso en la construcción de sentido a partir de su acción profesional de difusión en Internet y del apoyo de la mayoría de los medios de comunicación privados proclives a las políticas del Gobierno nacional, en febrero de 2018 las fuerzas cibernéticas macristas se mostraron más apocadas antes del acto en la avenida 9 de Julio en Buenos Aires.

En cambio, los sindicatos y las organizaciones sociales utilizaron las redes informáticas para reforzar sus mensajes y convocatorias y denunciar presiones policiales horas antes de la movilización.

Un repaso necesario para poner en contexto esta pelea política en Internet: la manifestación oficialista del #1A nació desde las redes sociales y sorprendió a propios y extraños con una multitudinaria concentración de personas en el Obelisco y calles y avenidas del Centro porteño.

Empoderados por esa manifestación, los simpatizantes del oficialismo confrontaron cinco días después por las redes sociales con los sindicalistas, antes y durante la huelga cegetista, la única que hasta ahora enfrente el presidente Mauricio Macri.

La marcha de ese 1 de abril tuvo un respaldo tímido por parte del Gobierno, y le insufló autoestima al oficialismo, como se comprobó en los discursos de Macri en los días siguientes a esas manifestaciones.

Los protagonistas de esa “columna vertebral” virtual del macrismo se habían autoconvocado a través de grupos en Facebook y WhatsApp. Y ante el éxito conseguido repitieron la estrategia en la víspera del primer paro nacional convocado por la CGT contra Macri.

Por ejemplo, el 6 de abril de 2017, estos sectores afines al oficialismo se expresaron en Twitter con las etiquetas (“hashtags”) #YoNoParo y #YoNoParoEl6.

Las frases, acompañadas por mensajes de apoyo a Macri, críticas al gremialismo peronista y fotos de la movilización del 1A inundaron la red social hasta convertirse en una de las principales tendencias mundiales (“trending topic”).

Twitter, Facebook y WhatsApp también funcionaron como plataforma de organización para quienes no podían ir a trabajar, por ejemplo ofreciendo sus vehículos para llevar a quienes no los tienen, más allá de aplicaciones como Uber, Cabify o Easy Taxi.

La movida contó con el apoyo de figuras del Gobierno, como la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien publicó en Twitter: “Porque el país crece trabajando, y porque le tenemos que dar lucha a las mafias. #YoNoParoEl6”.

César Gazzo Huck, director de la consultora Poke Mobile, me señaló que “a partir de esa experiencia, los gremios y algunos de sus referentes comenzaron a tener más actividad en el entorno digital”.

Todo este repaso sirve para confrontar ese cuadro de hace un año, donde se impuso el oficialismo en la construcción de sentido, con lo que sucedió en los días previos al acto del 21 de febrero encabezado por el sindicalista camionero Hugo Moyano.

La primera diferencia es que este año no hubo una huelga nacional de la CGT, se trató de una movilización en la avenida 9 de Julio, en Buenos Aires, a la que no adhirieron los estratégicos gremios del transporte de pasajeros (colectivos, ferroviarios y subterráneos).

La segunda diferencia es el declive del oficialismo en los sondeos de opinión pública, en especial luego de los graves disturbios en diciembre en medio de la sanción parlamentaria de la ley que podó los haberes de jubilados y pensionados.

Hubo un esbozo de repetir la movida oficialista de 2017, con un acto el sábado previo a la movilización opositora, que fue un fracaso mayúsculo.

Bajo la categoría (“hashtag”) #17FYoVoy algunos usuarios de Internet adherentes al oficialismo convocaron, sin apoyo explícito ni del Gobierno y de sus funcionarios ni de dirigentes de la alianza gobernante Cambiemos, a una serie de actos en todo el país para el 17 de febrero a las 19.00 en todas las plazas y playas del país. Sin embargo, la convocatoria fue un fracaso estrepitoso.

En cambio, el oficialismo exhibió cierta pasividad en redes sociales antes de la movilización, salvo algunos tuits, entre ellos el del Ministerio de Seguridad, que aprovechó para mostrar a su titular, Patricia Bullrich, siguiendo los detalles del operativo de seguridad desplegado para la #Marcha21F (sí, uso esa categoría para referirse al acto) desde el nuevo Centro de Monitoreo.

Además del #Marcha21F, desde los sectores a favor de la movilización convocada por el moyanismo difundieron el «hashtag» #21FYoVoy.

Una demostración de cómo adoptaron los sindicatos de una forma más activa las redes sociales, en especial luego de los disturbios de diciembre en los alrededores del Congreso, fue el perfil del sindicato de los camioneros, que denunció “aprietes” policiales en la provincia de Buenos Aires a manifestantes, incluyendo video de la acción de la fuerza de seguridad.

Luciano Galup, director de la agencia Menta Comunicación, me explicó que las redes sociales “son un territorio en donde se construye sentido y se enmarcan conversaciones. Por lo tanto tienen, sin duda, un rol importante en cualquier tipo de manifestación o protesta. Ya sea para darle legitimidad o intentar quitársela gran parte de la conversación sobre los sentidos de una manifestación pasan por las redes”.

Sin embargo, manifestó su descreimiento de que “sean un instrumento importante de movilización cuando se trata de organizaciones que tienen mecanismos de convocatoria institucionalizados, como es el caso de los sindicatos”.

En cambio, “si pueden permitir aportarle amplitud a la convocatoria en términos de diversidad, de ciudadanos que se sumen a la misma sin formar parte de las organizaciones gremiales. Esto se suma a los registros en vivo o casi en tiempo real durante el desarrollo de la manifestación, que permiten construir el éxito o el fracaso de la misma a partir del establecimiento del escenario callejero mostrando, por ejemplo, la cantidad de gente que participó de la convocatoria”, apuntó Galup.

Fernando Amdan, manager general de la consultora Amplifica y docente investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), me señaló que “quizás algo lento, pero me parece que hay experiencias y aprendizajes que se empiezan a ver. Tanto los partidos políticos tradicionales, como agrupaciones y en este caso los sindicatos empezaron a tomar nota que las redes sociales son una arena de disputa política relevante”.

“Se puede discutir la importancia y por supuesto que no reemplaza acciones clave como ganar el espacio público, movilizar a distintos sectores, los acuerdos con otras organizaciones. Pero es un frente más, sobre todo para disputar el sentido de determinados temas de coyuntura”, afirmó Amdan.

Este consultor afirmó que “hasta ahora habían dejado estas herramientas casi exclusivamente en manos del oficialismo gobernante. Claro que se hace cuesta arriba ‘competir’ contra los recursos y profesionales de la administración pública o de sectores privados. De todas maneras, hace tiempo ya se veía un crecimiento en todo lo que es gráficas y desarrollo de medios propios, pero se están haciendo visibles algunas estrategias y contenidos por parte de sindicatos, que incluso empiezan a jugar con los formatos y complicidades de los canales digitales”.

Para Amdan, “cada vez se hace más evidente que los perfiles que impulsan temáticas de los sindicatos cada vez son más y ganan mayor alcance e interacción con otros usuarios, a través de recursos propios de cada red”.

Puedes leer más sobre este tema en una nota que publiqué en iProfesional aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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