Las empresas basadas en Internet, en especial las «startups», se ufanan en afirmar que son exponentes de la «nueva economía», más libre de regulaciones, abierta y descentralizada que la «vieja economía», cuyo principal símbolo es el sistema bancario y financiero.
Sin embargo, de manera sorpresiva tras el escándalo de privacidad generado por la consultora Cambridge Analytica, Facebook, la mayor red social del mundo, insinuó que está lista para una eventual regulación.
El 22 de marzo, cinco días después de que estallara el escándalo, el fundador y director general ejecutivo de la compañía californiana, Mark Zuckerberg, reconoció la posibilidad de que esto ocurra. «De hecho, no estoy seguro de que no seamos regulados», dijo.
Incluso, su mano derecha en la compañía, Sheryl Sandberg, abonó esa línea pocos días después.
¿Por qué expresaron estos dos jóvenes multimillonarios que darían la bienvenida a trabajar supervisados por un regulador?
Las razones pueden ser las siguientes: podría ayudar al negocio a largo plazo de la red social, por un lado; y por el otro, para cuando cualquier regulación entre en vigor, Facebook habrá consolidado aún más su ya inmenso poder.
Puedes leer más sobre este tema en una nota que publiqué en iProfesional aquí.
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