La devaluación del peso frente al dólar ya comenzó a afectar en las empresas del sector tecnológico argentino, que anticiparon un impacto negativo en las ventas y reclamaron al Gobierno nacional modificaciones en la política impositiva para morigerar estas consecuencias.
«Definitivamente la suba del dólar afecta nuestra actividad en general, ya que son transacciones 100% dolarizadas, por ende el traslado a precios es inmediato, así que pronosticamos un enfriamiento de la demanda en lo inmediato», me advirtió Hernán Chapitel, director de Ventas para Latinoamérica de ASRock, uno de los principales fabricantes mundiales de placas madres de computadoras.
TelexTorage es una empresa enfocada al mercado corporativo y basada en la integración de tecnologías de hardware, software y redes.
Está certificada por Dell EMC, Microsoft, Lenovo y Oracle, tiene entre sus clientes a Aerolíneas Argentinas, Banco Ciudad, Galeno, La Caja de Ahorro, el BCRA, La Serenísima y Pampa Energía.
Mariano Denaro, presidente de TelexTorage, me reconoció que el impacto en los precios que genera la devaluación «es más directo ya que, en su inmensa mayoría, nuestros productos están cotizados en moneda extranjera, con lo cual cada aumento impacta de manera directa en el precio de venta. Para el cliente esto significa la necesidad de revisar sus planes de inversión, sobre todo aquellos que tienen su economía en pesos, para adecuarlos a los nuevos valores».
«La suba del dólar es directamente proporcional a un incremento en los precios locales, dado que todo se cotiza en esta moneda», coincidió Marcela Gorini, country manager para el Cono Sur de Adata, fabricante mundial de módulos de memoria informática.
«Sin duda esto generará una depresión en las ventas» y «genera una incertidumbre en los precios ya que la cotización al momento de la compra, al no estar estable no es la misma que al momento de girar las divisas para la cancelación de deuda», me dijo esta ejecutiva.
Desde Motorola Mobility en la Argentina, su gerente general, Germán Greco, me señaló que por consecuencia de la devaluación, el mercado de teléfonos móviles se mantendrá este año en las mismas cifras de 2017.
Leandro Moure, country manager de Logicalis en la Argentina, una empresa global de soluciones y servicios de tecnología, me explicó que su modelo de negocios «está estructurado con la comercialización de bienes y servicios importados ‘insustituibles’, más servicios de mano de obra local».
«La inversión en tecnología podría verse afectada o no, dependiendo de la industria donde se muevan los clientes; cuanto más core sea la tecnología en su modelo de negocios menos impacto podrían tener estas nuevas condiciones», estimó Moure.
Por el lado de las empresas de software y servicios informáticos, las consecuencias de la devaluación tiene matices.
Por ejemplo, Germán Viceconti, gerente de Marketing y Nuevos Negocios de NeuralSoft, me señaló que «el impacto es variado y de alguna manera se compensa. Nuestro nivel de actividad depende del nivel de actividad de nuestros clientes y nuestra cartera se compone de actividades muy diversas, entonces tenemos clientes que ven afectado negativamente su nivel de actividad por la suba del dólar y otros a los que los afecta positivamente. Aquellos que exportan o que compiten en el mercado local contra productos importados, se ven beneficiados».
Viviana Fonseca, director general ejecutivo de la empresa de telecomunicaciones satelitales Tesacom, me describió que «para una empresa básicamente importadora, el revalúo del dólar obliga a realizar un nuevo ‘pricing’ de equipos y servicios, ya que si bien nuestros precios y tarifas están en moneda americana se deben compatibilizar con nuestro mercado».
«Siendo una empresa que tiene como principales clientes a organismos estatales que demoran el pago de sus facturas y proveedores internacionales muy exigentes con los cobros, en innumerables oportunidades debemos utilizar créditos para poder mantener la operatividad de la empresa. Las mayores tasas a afectan la situación financiera», advirtió esta alta ejecutiva.
Pablo Iacub, presidente de Calipso, compañía especializada en sistemas de gestión empresarial (ERP), me señaló que las empresas exportadoras «estarán mejor, las del mercado interno sufrirán el impacto. Nosotros tenemos muchos clientes en ambas veredas de modo que aún no sé cuál será el resultado final».
Desde la experiencia nutrida por 25 años al frente de su empresa en el país, Denaro recordó desde Telextorage que en «un primer momento se retrae fuertemente la demanda y luego, a medida que el resto de las variables se reacomodan, se comienza a normalizar. En nuestro caso, siendo que nuestros clientes son en su mayoría corporativos, necesariamente tienen que mantener planes que les permitan el crecimiento de su negocio y la inversión en tecnología es uno de los factores que hoy en día más ayudan para lograr ese objetivo».
«El consumidor final es el que se verá afectado en lo inmediato, ya que el alza es al mismo tiempo que cambia el valor en pizarra», advirtió Chapitel.
Sin embargo, todos mis entrevistados coincidieron en que no variarán sus planes para lo que resta del año. «Definitivamente no», me resumió Sebastián Biagini, country manager de Red Hat, la principal empresa global de software de código abierto para la Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
¿Cuáles son las medidas gubernamentales en la macroeconomía y en el sector tecnológico que podrían contrarrestar las consecuencias negativas de estas subas? Todos los voceros que consulté coincidieron en apuntar a los impuestos.
«Como siempre la carga impositiva en todos los tramos de la cadena es fenomenal y hace que los productos tecnológicos en la Argentina sean los más caros de la región. Sería interesante que el gobierno empiece a considerar rebajas como para contrarrestar el aumento del dólar, aunque la historia nos dice que es algo imposible que hagan», reconoció Chapitel.
Desde Telextorage, Denaro agregó: «Nuestra economía tiene necesariamente que revisar su política fiscal como una de las primeras medidas. No solo somos el país del mundo con la mayor presión fiscal, sino que esta es cada vez es más alta. Los anuncios políticos de reducción de impuestos sistemáticamente chocan con la implementación que hacen de los mismos los funcionarios que deben ponerlos en marcha. Esto ha sido un factor común a todos los gobiernos y nadie ha tenido ni la capacidad ni las agallas para lograrlo. En el caso de nuestro sector, totalmente asociado a lo anterior, una revisión en los impuestos que afectan la actividad ayudaría de manera sumamente importante».
Para más información sobre este tema, puedes leer la nota que publiqué en iProfesional aquí.