La Argentina aún está a tiempo de adaptar sus políticas e instituciones a la llamada Cuarta Revolución Industrial (4RI), es decir, al conjunto de tecnologías como la inteligencia artificial, la Internet de las cosas (IoT, sigla en inglés), el Big Data, la impresión en tres dimensiones (3D) y los sensores inteligentes, que están cambiando la forma en que producimos, consumimos y trabajamos.
Según un documento del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), el país requiere un plan de industria 4.0 con políticas de formación y de protección social para aprovechar las nuevas tecnologías y potenciar su capacidad productiva.
Este centro de investigación llevó adelante un ejercicio de prospectiva, al que tuve acceso, que derivó en un proceso de razonamiento colectivo e interdisciplinario a partir del cual se desarrollaron escenarios hacia 2030.
Del ejercicio de prospectiva se desprende que la tarea es compleja para la Argentina dado que “el statu quo no es una opción viable si se quiere aprovechar al máximo esta ventana de oportunidad”.
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