Las tecnologías de inteligencia artificial (IA) se desarrollan con rapidez y cada vez son más asequibles, aunque podrían usarse con propósitos malintencionados.
Estas mismas tecnologías aportan un nuevo nivel de autonomía a los vehículos, los robots en los almacenes, las cámaras de seguridad y una amplia gama de servicios de Internet.
Los nuevos sistemas de IA también exhiben comportamientos inesperados y extraños porque no se entiende por completo la manera en que aprenden a partir de enormes cantidades de datos.
Esto los hace vulnerables a la manipulación; se puede engañar a los algoritmos para que, por ejemplo, vean cosas que no existen.
En un contexto como éste, los delincuentes podrían burlar cámaras de seguridad o afectar a un vehículo autónomo.
Alberto Alexis Sattler, director de tecnología de Accenture, me explicó cómo los cibercriminales utilizan la inteligencia artificial para sus actividades.
«(…) como sucede en muchas tecnologías, los conocimientos se pueden utilizar con propósitos malintencionados. La IA actual se considera débil, ya que un conjunto de servicios de ´machine learning’ que emulan inteligencia en un área muy especifica, luego pueden ser utilizados individualmente aplicándolos en áreas para los cuales no fueron pensados», reconoció Sattler, cuyas respuestas completas puedes leer en la nota que publiqué en iProfesional aquí.