Voto en forma ininterrumpida en mi país natal, la Argentina, desde 1983, cuando la democracia desplazó a la última dictadura cívico-militar, la más siniestra de toda la historia y durante la cual transcurrió mi adolescencia.
Con una trayectoria personal de 36 años de participación electoral, iré a votar este domingo 27 de octubre de 2019 en las elecciones nacionales con la misma alegría de 1983, cuando celebré la posibilidad de ejercer el derecho democrático a elegir.
Concurriré a votar al colegio La Salle, en la ciudad de Florida, en el norte del Gran Buenos Aires, donde María, mi primera hija, estudiaba en 2008, cuando falleció en un accidente, para ejercer esta preciosa oportunidad ciudadana en un país que sufrió por largos períodos en los que el poder era usurpado por la fuerza por quienes no aceptaban la voz de las urnas.
Hubo logros en estas más de tres décadas y media de democracia, pero aún hay materias pendientes para que la vida digna y plena sea una realidad para cada persona en todo el suelo argentino.
En la Argentina votamos cada dos años desde 1983, con un sistema electoral confiable, y una esfera pública robusta en comparación con otros países de América latina.
En ese contxto, rechazo algunos mensajes que escuché en esta campaña electoral, que pregonan desde el oficialismo que se lucha «por la libertad y la República».
¿Por qué voto? Nunca anuncio antes de vootar la lista o las listas que ingresaré en la urna, aunque siempre adopto estos criterios de elección: me decanto por quienes –en el que caso que exista esta alternativa entre las listas que se presenten al comicio– acompañan y protegen los intereses del pueblo argentino, en especial el de los más pequeños: los ancianos, la niñez y las minorías cuyos derechos aún no son reconocidos.
No voto a partir de intereses individualistas y mezquinos, pensando sólo en mí, sino más bien en todos los demás, en especial en los más frágiles y vulnerables de la sociedad. Y también en el bienestar de la casa común que compartimos, de la creación y del medio ambiente.