El extenso proceso electoral que culminó el 27 de octubre con la victoria de Alberto Fernández y el Frente de Todos sobre Mauricio Macri y Juntos por el Cambio dejó algunas lecciones, entre las que se destaca la disolución de las fronteras entre las campañas en el mundo real y el virtual.
Esto quedó demostrado en lo que sucedió con el oficialismo saliente, que sobrevaloró hasta las elecciones PASO del 11 de agosto herramientas como las redes sociales y el «big data», pero la dura derrota de esos comicios lo obligó a cambiar el rumbo y apelar a las movilizaciones.
«Durante las elecciones presidenciales, ya no existe una división entre medios tradicionales y digitales, por lo cual el primer logro fue haber realizado planes de medios integrados», me dijo Mara Destefanis, fundadora de la empresa BigDataMachine.
Fernando Amdan, director general de la agencia Amplifica e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), me apuntó que en la comparación con campañas anteriores hubo «un crecimiento y profesionalización de las estrategias digitales. Se vio en las propuestas de Frente de Todos y Juntos por el Cambio, con líneas estéticas, mensajes y recursos bien definidos».
Martín Güemes, especialista en comunicación digital, y miembro del equipo del gobernador electo de Salta, Gustavo Sáenz, me destacó que «discursivamente desde el Frente de Todos se esgrimió inteligentemente que la política no son sólo redes, para enfrentar esto al contacto «humano» cara a cara, mate de por medio».
Sin embargo, reparó que «las redes sí tuvieron un peso clave inclusive para transmitir paradójicamente ese mensaje. Sucede que, en definitiva, el medio no es el mensaje y lo importante aquí es el mensaje, que creo fue el gran protagonista, determinante previa lectura de clima».
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