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El cáncer de cuello de útero es la causa de la muerte de más de 2.300 mujeres por año en la Argentina, según informó el Hospital de Clínicas de Buenos Aires.

Los virus del papiloma humano (VPH) son virus de transmisión sexual muy comunes en todo el mundo.

Existen más de 200 tipos diferentes de VPH, algunos de los cuales causan ciertos cánceres, como el cáncer de cuello uterino, vagina vulva y anal, mientras que otros tipos son responsables de las verrugas genitales.

Con motivo de la conmemoración el 4 de marzo del día internacional de la concientización sobre el VHP, Silvio Tatti, jefe del servicio de ginecología del Hospital de Clínicas, explicó, en un comunicado que me envió este centro sanitario, las características de este virus, sus consecuencias y los tratamientos para enfrentarlo.

Es un virus muy frecuente que puede causar dos tipos de patologías. Las verrugas genitales son muy frecuentes.

Los estudios que se realizan en el Hospital de Clínicas indican que va a aparecer aproximadamente en el 5% de los argentinos y argentinas. Esos serían los VHP de bajo riesgo.

El otro tipo de patologías son los VHP de alto riesgo que tienen un número. Los más conocidos son los 16 y 18, que causan cáncer de cuello de útero.

Este cáncer es la patología más grave que causa el VHP, y no lo hace inmediatamente sino que se desarrolla habitualmente entre diez y veinte años.

Es una enfermedad de transmisión sexual igual que las verrugas genitales.

¿Cómo se detecta el VHP?

A través de varios métodos. Uno es a través de la realización del Papanicolau anual.

Ya hay test de VHP que se utilizan en el programa nacional, como es el de captura híbrida, o la PCR para como test de genotipificación, que permite saber el número o tipo que padece la paciente.

En este caso, una vez efectuado el test, la mujer conoce si tiene HPV o no.

En las áreas urbanas de la Argentina el test es positivo en el 12 % en las mujeres.

En las «áreas más desprotegidas» asciende hasta un 17%. La incidencia global sería de un 15%.

El VHP es contraído por hombres y mujeres en la Argentina en el 80% del total de la población a lo largo de la vida.

Según Tatti, casi el 85% se cura en forma espontánea a través del sistema inmunitario.

Pero en el 15% restante, la infección por VHP queda persistente y puede interactuar con las células del cuello del útero o de la vagina o vulva para crear cáncer de vagina, de cuello uterino y vulva”.

“Por año, en la Argentina se detectan 5 mil nuevos casos de cáncer de cuello de útero que son perfectamente evitables y hay unas 2.300 muertes por cáncer de cuello de útero que también se pueden evitar», dijo Tatti.

En relación con otros países «estamos en un rango intermedio, no estamos entre los países de mayor incidencia, como pueden ser Ecuador o Bolivia, ni en los países de menor incidencia como los del hemisferio norte: Noruega, Finlandia o Suecia. En relación con la frecuencia, debemos disminuirla a través de los test de VHP y la otra es la prevención primaria a través de la vacunación”, dijo el especialista del Hospital de Clínicas.

El VHP se puede prevenir. «Una manera es el uso de preservativo, que no previene completamente la infección, sino que lo hace en un 60% de los casos. ¿Por qué no la previene en su totalidad? Porque es un virus que afecta toda la mucosa del tracto genital, la vulva, la vagina y el cuello del útero y por lo tanto el preservativo no puede evitar el contacto con el área genital masculina», explicó Tatti.

Sí se puede prevenir de una forma primaria y es a través de la vacunación.

Desde el año 2011 para las mujeres y desde el año 2017 para los hombres, hay obligatoriedad (está en el calendario nacional) de vacunar a las niñas y niños de 11 años con la vacuna de HPV en dos dosis separadas por seis meses.

La vacuna se llama tetravalente porque tiene cuatro subtipos de VHP 6 y 11, responsables del 90% de las verrugas genitales, y los subtipos 16 y 18, responsables del 72% (según estudios del Hospital de Clínicas) de la causa del cáncer de cuello de útero en la Argentina.

Tatti dijo que “en este año se ha disminuido la cobertura vacunal porque ha prevalecido la infección de Covid-19″.

«Tenemos que volver a la normalidad de la aplicación no sólo de la vacuna de VHP sino de todas las vacunas para prevenir difteria, tétanos, varicela, sarampión, etc.», advirtió.

Otra forma de prevenirse es realizar el Papanicolau a partir de los 25 años y hacerse por lo menos un test de VHP entre los 35 y 45 años de ser posible.

«Recomendamos la consulta anual ginecológica para prevención de todos los cánceres que pueden afectar la salud reproductiva de la mujer, a las patologías vinculadas al climaterio, como la osteoporosis, y a otros cánceres: como puede ser el cáncer de mama que inclusive es más frecuente que el cáncer de cuello uterino. El cáncer de cuello de útero se da entre los 45 y 50 años como edad promedio”, explicó el médico.

La consulta debería incluir una colposcopia, que es la visualización del tracto genital inferior: vulva, vagina y cuello con un lente de aumento que es un magnificador de tejidos que le permite ver al médico si hay lesiones precancerosas.

El cáncer de cuello de útero no es de rápido desarrollo, como podría ser el de páncreas, por ejemplo, sino que da la ventaja de que forma lesiones premalignas.

Después estas lesiones premalignas, que en su edad promedio se dan a los 29 años, recién casi 11 años después (según el promedio en la Argentina) deriva en un cáncer de cuello uterino invasor.

Las lesiones premalignas se curan con un tratamiento adecuado. El cáncer de cuello de útero mata al 50% de las pacientes diagnosticadas, porque el 50% se detectan en estadios muy avanzados y «esto simplemente por no consultar al ginecólogo que lo podría haber detectado diez años antes en su etapa incipiente. En cambio las lesiones precancerosas siempre se curan adecuadamente evaluadas en un 100% de los casos», afirmó Tatti.

¿Cuáles son los tratamientos ante el cáncer de cuello de útero?

Siempre depende del estadio en el que se diagnostique. Si alguien tiene una lesión premaligna se puede hacer un LEP, que es una escisión de la superficie del cuello de útero que no trae problemas de fertilidad a futuro y se puede hacer de una manera ambulatoria.

Si tiene un carcinoma de cuello de útero en un estadio operable, se hace una operación radical que es la anexo histerectomía total con linfadenectomía, o sea que se extirpa el útero los ovarios y los ganglios de la pelvis.

Ante un estadio avanzado se pueden hacer quimioterapia y radiación concurrente.

«Siempre hay un tratamiento, pero cuando se detecta muy temprano, la curación es del 100%, cuando ya hay un estadio en que deba haber intervención quirúrgica la curación es de un 70%», dijo el médico.

«Cuando debemos recurrir a la quimioterapia y a la radiación la curación baja a un 40/30%. Es un cáncer absolutamente evitable teniendo la vacuna como prevención primaria en forma gratuita a partir de los 11 años para niños y niñas, y en adultas mayores realizando un control ginecológico habitual”, concluyó.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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