Las relaciones públicas y la comunicación institucional sufren una enfermedad creciente en sus vínculos con los periodistas: quieren construir un capital efímero sobre las redes sociales e Internet, y no uno duradero a partir de relaciones de confianza y respeto. Las relaciones humanas, no las cibernéticas, son las que crean el acceso a los periodistas en los medios.
En mi práctica diaria del periodismo, celebro cuando se comunican conmigo profesionales de las relaciones públicas que entienden que su capital principal no son las relaciones sociales basadas en Internet sino en la confianza.
Son profesionales que tienen en claro esto: el filtro final para la publicación o no de una comunicación lo hace una persona. Y por lo tanto, refuerzan su credibilidad en la generación y el mantenimiento de las relaciones personales.
La confianza y los vínculos son la clave de las relaciones públicas, más que un base de correos electrónicos.
La siguiente fotografía expresa algunas de las ideas sueltas anteriores.

Agasajo de Telextorage por el día del periodista, Buenos Aires, 11 de junio de 2014. Fuente: Walter Barnes.
Es una autofoto («selfie») tomada el 11 de junio pasado en un restaurante porteño por Walter Barnes (adelante, en el centro, con cara seria), flanqueado por los sonrientes Martín y Mariano Denaro, de la empresa informática Telextorage, y un grupo de amigos y colegas (como buen maleducado, aparezco en la foto sin mirar a la cámara, porque estaba pendiente de un partido de fútbol que veía en un teléfono móvil junto a un colega…).
Walter, al igual que otros colegas suyos, como Débora Piccinini, Soledad Quijano, Federico Pavlidis, Maximiliano Carabajal y Griselda Cordes (la lista es incompleta…), entiende el valor de establecer relaciones de confianza con los periodistas, basadas en la credibilidad y el respeto, más allá del lugar y medio donde el periodista trabaja.
La foto fue tomada en un almuerzo que convocó Walter en nombre de Telextorage por el día del periodista.
Ese mismo día y a la misma hora había convocatorias de prensa por separado de las multinacionales McDonald’s e Intel. Y además, llovía mucho en un día de bajas temperaturas.
Sin embargo, la reunión de Walter tuvo la asistencia perfecta de unos 30 periodistas de medios gráficos, radiales, electrónicos y televisivos, quienes respondieron a la convocatoria.
¿Por qué tuvo una excelente respuesta la invitación de Walter? Porque valora las relaciones personales. Ese fue el principal argumento y no un regalo llamativo o el sorteo de una cosa suntuosa o la promesa vana de un auspicio comercial.
Los amigos y colegas que aparecen en la foto son, en su gran mayoría, periodistas freelances o con medios propios. Son colegas muy valiosos, algunos de ellos finalistas y hasta ganadores, como este servidor, del Premio Sadosky.
Sin embargo, estos colegas, por el hecho de ser freelances y/o porque sus medios no son masivos como un diario de circulación nacional o un canal de TV, muchas veces son ignorados por relacionistas públicos que se manejan con criterios diferentes a los de Walter y sus otros colegas mencionados antes.
Walter, avalado por los Denaro, los eligió porque sabe que estos colegas míos valorizan estas invitaciones, donde se los agasaja y no son aprovechados para presentar un servicio o producto con la excusa de festejar el día del periodista.
Espero y deseo que buenos ejemplos como los de Walter y los Denaro, quienes lo apoyan desde hace muchos años en este concepto de relaciones públicas, puedan reproducirse cada vez más en el ámbito de la comunicación institucional.
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