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El papel de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en el el fortalecimiento económico y de la voz y la condición de las mujeres rurales fue el tema central del debate que se llevó a cabo en el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) el 8 de marzo, con ocasión del Día Internacional de la Mujer.

El FIDA, junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), pusieron de relieve la función que pueden desempeñar las innovaciones en el ámbito de las TIC a la hora de ampliar las oportunidades de las mujeres rurales en las cadenas de valor y la creación de empresas y aumentar su acceso a la educación y la información.

Millones de mujeres carecen de acceso a recursos productivos como la tierra, el crédito o la tecnología, especialmente las jóvenes del medio rural.

También tienen un menor acceso a las TIC: en los países de ingresos bajos y medianos, sólo un 41% de las mujeres tiene teléfono móvil propio, frente al 46% de los hombres, según me informó la FIDFA en un comunicado.

Alrededor de dos tercios de las mujeres que viven en las subregiones de Asia meridional, Asia oriental y el Pacífico no tienen teléfono móvil.

A menudo, las mujeres del medio rural no tienen acceso a la sanidad, la educación, trabajos dignos ni garantías sociales, por lo que tienen mayores probabilidades de caer en la pobreza y son más vulnerables a las crisis económicas y las perturbaciones climáticas.

Las TIC pueden ser muy útiles para impulsar las oportunidades económicas de las mujeres del medio rural.

Los teléfonos móviles y los teléfonos inteligentes, por ejemplo, permiten acceder a información en tiempo real sobre los precios en distintos mercados y elegir con mayor fundamento dónde y cuándo comprar y vender.

Según los estudios, cuando ganan dinero, las mujeres son más propensas que los hombres a gastarlo en alimentos para sus familias y en la educación de sus hijos.

Gilbert F. Houngbo, presidente del FIDA, dijo que en esa organización han comprobado que «las TIC, si se diseñan adecuadamente y son accesibles y utilizables, pueden ser potentes agentes catalizadores del empoderamiento político y social de las mujeres e impulsar la igualdad de género”.

El director general de la FAO, José Graziano da Silva, afirmó que «el auge de la información a nivel mundial ha afectado profundamente a las mujeres rurales de países pobres, que a menudo se encuentran en el lado malo de la brecha digital por vivir en países en desarrollo, en zonas rurales, y por el mero hecho de ser mujeres. Si se tienen en consideración los intereses y las necesidades de las mujeres y las niñas del medio rural, las TIC tienen muchas posibilidades de impulsar la igualdad de género y mejorar los medios de vida rurales”.

David Beasley, director ejecutivo del PMA, declaró que “la tecnología digital puede cambiar vidas si la ponemos en manos de quienes la necesitan (…) Cada vez que una de esas mujeres agricultoras utiliza una aplicación del PMA para vender sus cultivos, mejora la prosperidad de su familia y de su comunidad y nosotros estamos un paso más cerca de alcanzar la equidad de género”.

En Mozambique y Tanzanía, por ejemplo, el FIDA respalda un proyecto en el que se imparte capacitación financiera y formación sobre herramientas tecnológicas a grupos de agricultores (más de un 50 % de los cuales dirigidos por mujeres) con el fin de ayudarles a empezar a utilizar sistemas de gestión de pagos electrónicos en lugar de efectivo.

De esta forma, los agricultores no solo entran a formar parte del sector financiero formal, sino que también están mejor informados de los precios de mercado con miras a aumentar sus ganancias y acumular ahorros.

La FAO, por medio de los clubes creados en el marco del Proyecto Dimitra, está impulsando la acción colectiva y la participación en las actividades de desarrollo de los habitantes de comunidades remotas de la República Democrática del Congo y Níger, en particular de las mujeres.

Gracias al hecho de combinar los canales de comunicación tradicionales con las TIC y colaborar con estaciones de radio comunitarias, los clubes se han convertido en potentes agentes del cambio en el ámbito de la agricultura y también en otros aspectos de la sociedad, al tratar temas sensibles como la violencia de género, el VIH/SIDA y el matrimonio prematuro.

La plataforma digital del PMA para la gestión de los beneficiarios (SCOPE), que ya cuenta con 26 millones de beneficiarios inscritos, ayuda a garantizar que se preste la asistencia adecuada a la persona correcta de la mejor manera posible.

En Bangladesh, entre los refugiados de Myanmar, es la mujer más mayor de cada hogar la que recibe una prestación mensual para comprar arroz, lentejas y hortalizas a los comerciantes minoristas próximos que han suscrito un contrato con el PMA.

Así, las mujeres y las niñas están más seguras y tienen menos cargas en el hogar.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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